Noche 15: Asesinos y Pervertidos

1:58 AM ― La Hora en que las Pantallas Enseñan Más de lo que Quieren

El Konbini olía a palomitas quemadas y emociones prefabricadas. Miyu, Aoi y yo frente al televisor colgado en una esquina, veíamos donde en una película de acción barata destrozaban secundarios como papel mojado. En pantalla, el protagonista eliminaba criminales mientras hablaba alguna tontería sobre "justicia".

―¡Ugh! ―Miyu arrojó un M&M contra la pantalla―. ¿En serio? ¿Por qué estrelló un helicóptero contra un edificio para matar a los malos? ¡Eso es demasiado exagerado! ¡Además, seguro también había civiles!

―¿Exagerado? Es cine, Miyu-chan. Cine premiado con estatuillas doradas y sonrisas de críticos que jamás vieron sangre real. ―Aoi mordisqueaba un Pocky con aburrimiento.

―Si mostraran una teta en esa misma escena. ―dije, señalando la pantalla―. la película sería +18, y grupos de padres alarmados protestarían con pancartas.

Miyu parpadeó, ajustando sus lentes. ―¡Es verdad! En una película cortaron diez minutos solo porque se veía un pezón dos segundos. ¡Pero esta ―señaló la pantalla donde se mostraba entre los escombros, los cuerpos que fueron desmembrados por el helicóptero―. pasa como PG-13!

―Hipocresía en estado puro. ―resopló Aoi, saltando para sentarse en el mostrador―. La industria dice: "Miren, niños: los cesos pueden reventarse como si fueran globos, ¡pero por favor, no se exciten con una chica! Eso es pervertido".

Un cliente (hombre trajeado, comprando un DVD de una película de acción) tosió nervioso al pasar. Miyu lo señaló como prueba viviente:

―¡Miren! Ese señor compra una película de acción, ¿Creen que se escandalizaría si viera un catálogo de JAV?

―¿JAV? ―preguntó el hombre, rojo como la sangre―. ¡Yo solo veo cine de verdad!

―Claro. ―murmuré―. Cine serio donde un secundario grita mientras es atropellado por el protagonista de turno. Muy cinemático.

El hombre huyó con su DVD. Aoi rio, un sonido afilado.

―Lo peor no es la violencia. ―dijo, balanceando las piernas―. Es que ya es algo normal. Vemos un genocidio en pantalla y pedimos más palomitas. Pero si dos personas tienen sexo... ¡oh, cuidado! ¡Eso es algo sucio y pervertido!

Miyu asintió entusiasmada.

―¡Recuerdo que pasó algo así en una película! Recortaron la escena donde dos chicas se besaban, pero dejaron una escena donde un Yakuza partía a un tipo con un Katana.

―Es gracioso. ―dije, limpiando manchas invisibles del mostrador―. Puedes mostrar cientos de maneras de asesinar a una persona y es "entretenimiento". Pero mostrar cómo dos personas se quieren (aunque sea a través del sexo) es "polémico".

―¡Exacto! ―Aoi saltó del mostrador, imitando a un crítico con voz pomposa―. "La violencia explora la condición humana, el sexo explota el morbo". Tonterías. Ambos venden. Pero uno te hace sentir adrenalina, el otro, sucio.

Miyu levantó un DVD de la estantería

―Mira esto: "Edición Especial sin escenas subidas de tono". ¿Por qué no hay una "Edición sin escenas violentas?

―Porque eso no vende, fantasmita~. ―Aoi arrebató el DVD―. La sangre es cómoda. El sexo... asusta. Recuerda que vivimos en un mundo donde un pezón en internet es censurado, pero un cadáver en las noticias es periodismo serio.

Hubo un silencio. En la pantalla, el protagonista besaba a una chica entre los escombros de una ciudad destruida. Sangre en sus labios. Amor en medio de una masacre de secundarios sin nombre. Clasificación: apto para 13 años.

―Pensándolo bien... ―suspiró Miyu, derrumbándose en una silla―. La industria está cambiando. Ahora hay más series y películas con escenas de desnudos y sexo. ¿Eso es algo bueno?

―Claro que no. ―interrumpió Aoi, con una sonrisa amarga―. Ahora el sexo se está convirtiendo en lo mismo, ahora es "divertido", "emocionante", "bueno". Pero al final, sigue siendo mercancía. Como la violencia "cinematográfica".

―No estamos defendiendo el contenido sexual Miyu. ―Me encogí de hombros.

―Tampoco estamos en contra de las películas de acción genéricas. ―Aoi asintió, robando otro Pocky.

―¿Entonces...?

―Estamos aburridos. ―dije, apagando el televisor de un golpe seco―. Y criticar la moralidad barata de la industria del cine mata cinco minutos en este turno de mierda. Cómo aplastar cucarachas.

Miyu miró la pantalla negra, luego a nosotros.

―Pero... ¿no les importa? ¿Qué todo sea tan hipócrita?

Aoi se acercó y le dio un golpecito en la frente con un Pocky.

―Fantasmita, en este Konbini, la hipocresía es el aire que respiramos. ―Señaló el cartel de "Siempre sonrientes para usted" sobre nuestras cabezas―. ¿Ves sonreír a Hiroto?

―No...

―Exacto. Así que relájate. La próxima vez que veas un cuerpo explotar en la tele... pide un helado. Y si ves una teta, tampoco grites. Solo son píxeles.

El primer cliente de la mañana entró en ese momento. Un niño de unos diez años, señalando un DVD de una película de acción de superhéroes.

―¡Mamá, quiero esto!

La madre palideció.

―¡No! ¡Eso es muy violento! Mejor compramos... ―tomó un DVD de comedia romántica―. Esto es más sano.

Miyu, Aoi y yo intercambiamos miradas. Ni siquiera hizo falta añadir un comentario.

La hipocresía, como el café recalentado, siempre estaba servida.

A las 6 AM, mientras Miyu dormitaba contra el refrigerador de bebidas, Aoi susurró:

―Oye, Hiroto-kun... ¿Crees que algún día mostrarán un orgasmo con la misma naturalidad que un asesinato?

―Probablemente no.

―Qué aburrido. ―Sonrió, mostrando sus dientes de tiburón―. Pero mientras tanto... siempre nos quedará el Konbini.

Y el aburrimiento.