Borrada de la memoria: El sacrificio de una hija y un pasado sombrío

La oficina quedó completamente en silencio. Mi corazón parecía haber dejado de latir mientras miraba el rostro preocupado del Sr. Vance.

—¿Mis padres? —mi voz salió apenas como un susurro—. ¿Qué pasa con ellos?

El Sr. Vance se levantó de detrás de su enorme escritorio y caminó para sentarse en el borde, más cerca de nosotros. Era una postura inusualmente casual para él, lo que solo aumentó mi ansiedad.

—Se trata de tu madre, Hazel —su tono era más suave de lo que jamás había escuchado de él—. He estado monitoreando su condición de cerca, como discutimos.

Mi garganta se tensó.

—¿Está bien? ¿Pasó algo?

Suspiró, pasándose una mano por su cabello oscuro.

—Su salud mental se ha estado deteriorando rápidamente. Los médicos están preocupados.

La habitación pareció inclinarse a mi alrededor. Las manos de Silas y Rhys se apretaron sobre las mías, anclándome.

—¿Qué tan mal? —logré preguntar.