COSA DE ADULTOS

El cielo ya se había teñido de naranja cuando Li Tian regresó a casa. La brisa nocturna acariciaba las paredes de piedra y las linternas espirituales comenzaban a encenderse a lo largo de los pasillos. Caminaba tranquilo, con la sensación aún fresca del qi recorriendo su cuerpo. Su primer avance en el cultivo.

Al entrar, encontró a Li Yue esperando en la sala. Estaba de pie, con los brazos cruzados, y una expresión que mezclaba cansancio y atención. En cuanto lo vio, su mirada se agudizó ligeramente.

—Li Tian —dijo con tono firme—. Siento que tu energía ha cambiado. ¿Acaso… has cultivado?

Li Tian asintió sin ocultarlo.

—Sí, madre. Hoy alcancé la primera etapa de refinamiento corporal.

Los ojos de Li Yue se abrieron un poco, sorprendida. Pero rápidamente esa sorpresa se convirtió en seriedad.

—¿Cuándo empezaste? ¿Y quién te enseñó?

Li Tian, sin pensar mucho, respondió con naturalidad.

—Hace tres días. Me enseñó la tía Li Li.

Apenas pronunció ese nombre, algo cambió en la mirada de Li Yue.

Un rastro de desprecio frío cruzó por sus ojos. Fue solo un instante, pero Li Tian lo notó claramente. Li Yue frunció el ceño, y su tono se volvió severo.

—Li Tian, no debes ir a casa de Li Li.

Las palabras cayeron como una piedra en el aire. No era una sugerencia. Era una orden.

Li Tian no pudo evitar fruncir el ceño. Hasta ahora, su madre lo había tratado con calidez y paciencia. Pero esta reacción era distinta. Había emoción escondida… algo personal. Y no lo entendía.

—¿Por qué no puedo ir con la tía Li Li? —preguntó con voz firme, sin la timidez de un niño.

Li Yue lo miró, y por un instante pareció dudar. Pero luego desvió la mirada y respondió en voz baja, casi cortante.

—Es cosa de adultos.

Ese comentario hizo que algo se removiera dentro de Li Tian. No solo lo molestó: lo irritó.

Por dentro, maldijo.

“¿Cosa de adultos...? Por favor.”

“Tengo el conocimiento de 19 años de vida. He leído más libros de los que tú probablemente puedas imaginar. ¿No dicen que cada libro leído es una vida más que has vivido?”

Cerró los puños a los costados, pero no dijo nada en voz alta. No todavía.

Li Yue, al no escuchar una respuesta, se giró.

—Mañana te prepararé una sesión de cultivo propia. No tienes que seguir yendo con ella —dijo, como si con eso cerrara la conversación.

Li Tian no respondió. Sabía que empujar más solo haría que su madre se cerrara. Pero en su mente, el conflicto ya estaba sembrado.

Li Li lo había tratado con respeto. Le había enseñado sin pedir nada a cambio. Había aceptado a Ling Tian, a Li Hong y a él sin prejuicio. ¿Por qué Li Yue reaccionaba con tanto rechazo hacia ella?

Y entonces, otra posibilidad cruzó su mente. Una que no había considerado hasta ese momento.

¿Y si su madre también estaba ocultando algo?

Esa noche, cuando se acostó, Li Tian no podía dejar de pensar en ello. El sistema estaba en silencio. El qi en su cuerpo fluía de forma suave. Pero su mente estaba inquieta.

Había entrado al mundo del cultivo, sí.Pero también había entrado en algo más peligroso.

Los secretos del clan.Las heridas del pasado.Y la verdad entre dos mujeres que, por algún motivo, no podían verse como hermanas… sino como enemigas.