EL ODIO DE LING TIAN

Ling Tian lo había escuchado todo. Desde la puerta entreabierta del pasillo, sus oídos captaron cada palabra intercambiada entre Li Tian y su madre. Al principio, no quería espiar. Solo quería saber si su madre había regresado bien. Pero cuando escuchó el tono cálido con el que ella hablaba con Li Tian… se quedó.

Y entonces llegó esa frase.

—Pequeño Tian… ¿Qué te parecería si me volviera tu madre adoptiva?

El mundo de Ling Tian pareció detenerse por un instante.

Se frotó los ojos, pensando que había entendido mal. Pero no. El silencio de Li Tian, la voz temblorosa, la confirmación… todo fue real. Ling Tian sintió una presión en el pecho que no supo cómo manejar. Y cuando escuchó a Li Tian decir “Sí… quiero”, fue como si un cuchillo se clavara en su interior.

Apretó los dientes, y con el corazón ardiendo, regresó a su habitación sin hacer ruido.

Se lanzó sobre la cama. No gritó. No rompió nada.

Solo lloró.

En silencio.Con el rostro hundido en la almohada.Sin que nadie lo escuchara.

No sabía qué dolía más: si el hecho de que su madre había ofrecido ese lugar a otro niño, o que no se lo había ofrecido a él. Desde que tenía memoria, había estado solo con ella. Siempre había creído que lo era todo para Li Li. Pero ahora… sentía que Li Tian le estaba robando ese amor. Poco a poco. Sin decir una sola palabra.

Li Li notó que, extrañamente, Ling Tian no había salido a saludarla.Eso no era normal.Él siempre lo hacía.

Entonces, sin decirle nada a Li Tian, fue a su habitación. Abrió la puerta suavemente y lo vio recostado, de espaldas. Su respiración era regular. Parecía dormido. No quiso molestarlo, así que cerró la puerta con cuidado. No vio sus ojos rojos. No escuchó el leve temblor de su pecho. No se dio cuenta de que fingía dormir. Ni de que su hijo acababa de llorar por ella.

Pasó la mañana y llegó el mediodía. Ling Tian ya se había levantado. Su rostro no mostraba señales del llanto. Había aprendido a disimular. A tragar todo por dentro.

Fue hacia donde estaba Li Li, que preparaba el almuerzo con ayuda de una técnica de calor espiritual. Cuando lo vio, sonrió.

—Buenos días, Tian. Dormiste bastante hoy.

—Estaba cansado —respondió con voz tranquila, forzadamente casual.

Ella asintió y lo abrazó por unos segundos. Pero para Ling Tian, ese gesto ya no tenía el mismo calor de antes. O quizás era él quien ya no podía sentirlo igual.

Almorzaron los tres juntos. El ambiente fue sereno, pero Li Tian podía notar la diferencia en la mirada de Ling Tian. Era más fría. Más contenida.Y eso le confirmó lo que sospechaba:su plan estaba funcionando.

Después de recoger la mesa, Li Tian se acercó a Li Li con una sonrisa aparentemente inocente.

—Tía Li… quiero ir a entrenar con las espadas de madera. ¿Puedo?

Li Li asintió con una expresión amable.

—Por supuesto, pequeño Tian. Pero cuídate. No te esfuerces demasiado.

—Lo haré.

Sin mirar a Ling Tian, Li Tian se giró y salió de la casa. Su paso era firme. El aire de primavera acariciaba su rostro mientras avanzaba por los caminos internos del clan. Los pétalos de los árboles flotaban en el aire y la residencia vibraba con la energía de los jóvenes cultivadores que entrenaban y competían.

Li Tian llegó al campo de entrenamiento donde había estado por primera vez con Li Hong. Allí, los sonidos de espadas chocando y gritos de batalla lo recibieron como una melodía conocida.

Tomó una espada de madera del soporte. Estaba desgastada, con marcas de golpes en toda su superficie.Perfecta.

Caminó hacia un extremo vacío del campo y comenzó a entrenar solo. Sus movimientos eran lentos al principio, sintiendo el peso del arma, recordando las posiciones básicas. Luego, empezó a acelerar. Cada estocada, cada corte, cada giro, estaba ejecutado con la precisión de alguien que, aunque carecía de experiencia práctica, tenía el conocimiento teórico grabado en su mente.

No era hábil aún. No tenía la elegancia de un espadachín entrenado.Pero tenía algo más importante:determinación.

Mientras repetía el mismo corte una y otra vez, sentía cómo su cuerpo empezaba a sincronizarse con la madera. Su respiración se volvía más profunda. Su postura, más sólida.

—Voy a convertirme en un maestro de la espada… —susurró para sí mismo—. No porque quiera proteger.Sino porque voy a controlar este mundo.

Y este era solo el primer paso.

Desde la entrada del campo, alguien lo observaba.Los ojos de Ling Tian brillaban con un resentimiento contenido.No dijo nada.No se acercó.

Pero en su interior, solo había una idea:Li Tian no era su hermano.Era su enemigo.