La verdad… ese diario me parecía más que interesante. Extraño, sí, pero con ese tipo de rareza que parece esperar a ser descubierta. Sentía como si las palabras hubieran sido escritas para alguien como yo. Alguien curioso. O vulnerable.
Decidí averiguar quién fue realmente Frank.
En la cuarta página de su diario, entre líneas apresuradas, mencionaba que, antes de cerrar los ojos para "quedarse en el pasado", escuchó la voz de un tal Yorh. Quizás era un amigo. Quizá el último que lo vio con vida.
¿Un testigo más?
Pasé la hoja.
Y allí estaba, en tinta más pálida, como si el tiempo ya comenzara a erosionar los recuerdos.
> —Oye Frank, últimamente has estado muy pensativo —me dijo Roshaum.
—¿Así? —respondí, fingiendo frustración.
—Mira nada más… además de parecer un viejo amargado, ¡resulta que tienes sentido del humor! —rió mientras lanzaba una piedra al camino.
—Sabes qué… vete, antes de que te patee el trasero.
—Sí, sí… anciano —se despidió con esa sonrisa idiota que solía tener cuando algo le preocupaba de verdad.
Me sentí como un intruso, leyendo esas conversaciones, esos momentos que quizás Frank nunca pensó que serían compartidos. Pero seguí.
> Esa noche volví a casa. El día había sido largo, pero más largo era el silencio que me esperaba en la cabaña. Me senté ante la mesa llena de papeles, de mapas, de dibujos hechos a mano. En medio del desorden, pegué la nota reciente que obtuve del campesino cuyo hijo había desaparecido.
La noche en que vi al ser alado… fue la misma noche en que el muchacho se perdió. La coincidencia me punza. Siento que esa criatura no volaba sin propósito. Y que su vuelo dejó un hueco, una ausencia que alguien está tratando de llenar.
Me recosté en la silla, cerrando el diario con lentitud.
Frank no era un loco.
No era solo un aficionado a lo oculto.
Era alguien que estaba viendo las costuras del mundo… y escribiéndolas antes de que se deshicieran.
Pero ¿cómo terminó su diario en mis manos? ¿Por qué nadie más parece recordarlo?
Quizá —y esta idea me perturbó más de lo que quería admitir— el diario no llegó hasta aquí.
Quizá siempre estuvo esperando.
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