—¡Hola, Frank! ¿Cómo te va hoy?
—Oh... buenos días, señora White. Bastante bien, ¿y usted?
Los vecinos empezaban a hablarme más seguido. Curioso, porque solía evitarlos.
Quizá finalmente notaron que no era peligroso. O quizá era la edad. O la costumbre.
Aunque si Sultán —mi gato— me viera charlando con ellos, seguramente se pondría celoso. Estoy convencido de que cree que soy su sirviente personal. Y no anda tan equivocado.
—Bueno, Sultán, cuida la casa mientras voy a la biblioteca.
Y al menos atrapa al ratón que merodea por la cocina, ¿quieres?
Me miró con indiferencia. Como siempre.
En una de esas, pensé, dejaré de alimentarte por un día, a ver si así me das algo de afecto.
Aunque… probablemente solo maullaría aún más fuerte.
Llegué justo a tiempo. La biblioteca estaba por abrir.
—Buenos días —dijo la recepcionista, una joven de cabello oscuro y sonrisa discreta—. ¿En qué puedo ayudarle?
—Ah, sí… verá, quería saber si podía dejar un libro aquí.
—¿De qué se trata?
—Pues… es mi diario. Es lo más valioso que tengo, y como ya se me acabaron las páginas, pensé en empezar uno nuevo. Pero este… este me gustaría dejarlo aquí.
Tal vez alguien, algún día, lo lea. Ya sabe… por si alguien quisiera saber cómo pensaba un hombre cualquiera.
Ella sonrió. Una sonrisa amable, sin burlas. Eso me alivió.
—Claro que sí, señor. En unos meses, parte un lote de libros hacia Rusia, como parte de un programa de intercambio con una universidad.
Podría incluirlo allí, si desea. Tal vez alguien lo encuentre. Y lo lea.
—Eso me parece perfecto. Gracias, señorita.
Salí con una ligera sensación en el pecho. Como si hubiera entregado algo más que un cuaderno.
Y por un momento, mientras me alejaba, pensé que tal vez... me había enamorado un poco de esa mujer tras el mostrador.
Ella era como una rosa bien cuidada: tranquila, elegante, y probablemente inalcanzable.
Y yo… bueno, yo apenas era un hombre que vivía con un gato, que hablaba con colinas y tomaba notas de cosas que nadie más quería oír.
Pero tal vez —solo tal vez— alguien en el futuro sí querría leerlo.
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