Capitulo:13 sucesos

—¡Oye, John! ¡Mira esto!

—¿Hmm? A ver… ¿qué es eso? Parece…

—Sí, John, es un diario.

—¿Y qué con eso?

—Pues… es de alguien llamado Frank. Dice que vivió hace unos veinte… o cuarenta años, no estoy seguro, la letra es algo antigua.

—¿Y qué tiene de especial?

—Verás… según sus relatos, en el pueblo donde vivía sucedían cosas extrañas. Habla de criaturas con alas membranosas que bajaban de las montañas y se alimentaban de personas.

John frunció el ceño y se inclinó para ver mejor las páginas arrugadas y amarillentas. Estaban en una caja de libros donados que habían llegado esa semana a la biblioteca de la universidad. Nadie sabía de dónde venían exactamente, pero algunos tenían sellos rusos, y otros parecían copias de archivo.

—¿Y cómo llegó eso hasta aquí? —preguntó John, rascándose la cabeza.

—Ni idea —respondió Daniel, pasando con cuidado la página—. Pero lo que más me inquieta no son las criaturas.

—¿Entonces qué?

—La forma en que está escrito. Mira esto:

"El viento cambia su tono cuando algo se acerca. No lo oyes con los oídos, sino con los huesos. Es como si una vieja verdad quisiera hablar."

—Eso suena a… delirio. ¿Seguro que no era un novelista frustrado?

—Quizá. Pero también hay entradas muy detalladas. Describe un campo de trigo, el nombre de un vecino, menciona el año 1795, y luego anota cosas como si estuviera hablando desde años más adelante… como si no recordara en qué tiempo estaba.

John hojeó algunas páginas en silencio. A medida que pasaba los dedos por el borde, notó algo extraño.

—¿Viste esto? Aquí hay algo escrito con otra tinta… más reciente.

Daniel se inclinó. En la parte inferior de una página había una frase en letra distinta:

"Aún lo sigo viendo. A veces en el reflejo de la ventana. Él también me ve."

Ambos se miraron.

—¿Será que alguien más lo leyó antes que nosotros? —murmuró John.

—¿Y escribió eso allí?

—O… ¿y si no fue un lector?

El silencio los envolvió. Fuera de la sala, la lluvia golpeaba el ventanal. Era temprano aún, pero las nubes apagaban la luz del día.

Daniel volvió a leer en voz baja:

"Mi gato, Sultán, fue el primero en advertirlo. Sus ojos se tornaron azules, como estrellas. Aquella cosa retrocedió. A veces me pregunto si él vino antes que yo. O si yo fui traído por él."

John tragó saliva.

—¿Sultán… es el gato?

—Sí. Y por lo que describe, no era un gato común.

—Esto parece cada vez más… maldito.

Daniel cerró el diario. Pero lo hizo con cuidado, casi como si no quisiera despertarlo.

—Tengo la sensación de que esto no es solo una historia, John.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque anoche… antes de encontrarlo… soñé con un campo de trigo. Y en el centro, había alguien mirándome. Alto, delgado… y sin rostro.

John lo miró, incómodo.

—No bromees con eso.

—No lo hago.

El diario seguía sobre la mesa. Silencioso. Esperando.

Y en ese instante, como si fuera una broma privada, la luz en la sala parpadeó. Solo una vez.

Pero suficiente para que ambos callaran al mismo tiempo.

El viento cambió su tono...