Capítulo 12 Recuento de Cacería

El primer día de cacería había dejado en claro que ninguno de los tres estaba allí por casualidad. Agust con su poder, Liana con su control de la naturaleza, y Ares con una destreza que no dejaba de crecer. Pero lo que vendría después pondría a prueba no solo sus habilidades… sino su perseverancia.

Día 2.

Liana fue la primera en adaptarse a los patrones de los wolflys. Utilizaba la flora del bosque para crear trampas que ralentizaban a las criaturas, permitiéndole eliminarlas con precisión. Su magia de la naturaleza brillaba entre los árboles, como si el bosque mismo la protegiera.

Día 3.

Ares optó por moverse solo, alejándose del grupo para explorar zonas más profundas. Aunque enfrentó manadas más pequeñas, su estilo directo y su capacidad para analizar patrones de ataque le permitió enfrentarse a varios enemigos a la vez. No destacaba por velocidad de caza, pero su consistencia era admirable.

Día 4.

Agust, frustrado por no encontrar suficientes wolflys, comenzó a perder la paciencia. Su magia de hielo era poderosa, sí, pero requería tiempo de preparación y precisión. Sus ataques masivos causaban daño colateral, a veces espantando a las manadas antes de poder cazarlas por completo.

Día 5.

Liana había encontrado un nido abandonado y se dedicó a estudiar sus comportamientos. Sus trampas se volvieron más efectivas, e incluso comenzó a coordinar emboscadas usando animales salvajes. Ares, por su parte, mejoró su sincronía entre magia potenciadora y combate físico. Agust... no hablaba con nadie.

Día 6.

La tensión entre Ares y Agust crecía. Aunque Ares intentó un par de veces formar equipo con él, el príncipe lo ignoró por completo. Estaba molesto, no por Ares en sí, sino por no poder superarlo tan fácilmente como pensaba.

Día 7.

El último día trajo un descanso merecido. Los tres volvieron al punto de encuentro para esperar a Trébol, quien registraría los resultados.

—Bien, veamos cuántos wolflys logró eliminar cada uno de ustedes —dijo el profesor, anotando con su pluma mágica.

Se hizo un silencio tenso.

—Liana... 45.

—Ares... 32.

—Agust... 23.

El ceño del príncipe se frunció de inmediato.

—Eso no tiene sentido. ¡Yo tengo más poder que ellos!

—Tener poder no siempre significa saber usarlo —le respondió Trébol sin levantar la mirada—. No olvides eso, príncipe.

Agust apretó los dientes, humillado.

Ares se limitó a sonreír con humildad, aunque por dentro sintió un leve orgullo.

Así terminaba la primera cacería.

Y con ella, también llegarían las primeras subidas de nivel…

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