Los cascos de los caballos crujían suavemente sobre las hojas caídas mientras el grupo cabalgaba más profundo en el bosque. El viento era fresco, soplando entre los árboles, pero el aire alrededor de los Alfas era cualquier cosa menos tranquilo.
La risa estalló entre ellos, fuerte y sin filtro.
—Entonces —dijo Revin con una sonrisa burlona, acercando su caballo al grupo—, ¿están todos listos para el baile?
—No me lo perdería —respondió Moren, sonriendo—. Noches como esa siempre se ponen... interesantes.
Todos rieron con complicidad.
Kade se inclinó un poco.
—Escuché que la mudita de Garra de Trueno va a aparecer.
El agarre de Zayn sobre sus riendas se tensó.
Revin arqueó una ceja.
—¿En serio? Pensé que estaría encerrada en algún lugar. Solía ser puro hueso.
Kade resopló.
—Sí, pero ¿la has visto últimamente? Ya no es tan pequeña.
Moren asintió lentamente.
—Las calladas siempre terminan siendo las más divertidas. Sin complicaciones.