La sonrisa de Ephyra se ensanchó, su agudo ingenio brillando en su expresión. —Tienes toda la razón. Demos a los invitados un espectáculo inolvidable: ver el video sexual de la pareja que se está comprometiendo.
Jania se rio, su risa baja y conocedora. —Ciertamente agitará las cosas —dijo, con su voz impregnada de anticipación. Volviéndose hacia uno de los trabajadores apostados cerca, hizo un gesto sutil.
El trabajador asintió secamente. —De inmediato, señora. —Se movió rápidamente hacia una consola escondida en la esquina del salón. Sus dedos bailaron sobre los controles, sus movimientos practicados y precisos.
Ephyra volvió su mirada hacia Lyle, su compostura tan inquebrantable como siempre. —¿Crees que disfrutarán la actuación? —preguntó, con un tono casi juguetón.
Los labios de Lyle se curvaron en una leve sonrisa depredadora. —¿Disfrutarla? Quizás no. Pero la recordarán. Eso es lo que importa.