Necesitado

Velor golpeó con el dedo el mapa clavado en la pared de piedra de su estudio. Parecía perdido en profundos pensamientos, la sonrisa descarada en su rostro había desaparecido hace tiempo. En su lugar había un manto de pesimismo como alguien que lo había perdido todo.

Fue entonces cuando la puerta se abrió de golpe y una de sus esposas entró corriendo. Velor no levantó la mirada.

—¡Las brujas están discutiendo con el curandero! —jadeó ella, clavando las uñas en el marco de la puerta.

Velor ni siquiera se dio la vuelta. Le dedicó un breve ceño fruncido por encima del hombro antes de volver al mapa.

—Déjalas discutir. No pueden vivir sin maldecirse unas a otras. Deberías haberme molestado si hubieran empezado a apuñalarse entre ellas.

—¡Pero esto es serio! —insistió ella, dando un paso adelante—. Es sobre la chica.