Salva al bebé

De vuelta en el territorio de los Colmillo Sangriento, el carruaje del Alfa rodaba suavemente a través del denso bosque.

El rítmico repiqueteo de los cascos contra el camino de tierra era el único sonido que rompía el tenso silencio en el interior. Velor estaba sentado frente a Otoño, con una pierna apoyada perezosamente en el asiento, su mirada afilada nunca abandonando su rostro. Mientras tanto, Otoño seguía temblando aunque estaba envuelta bajo la gruesa manta de lana. Sus dedos se crispaban débilmente. Rory se agitaba a su lado, con las manos apretadas en puños.

Las puertas chirriaron con urgencia mientras el carruaje avanzaba. Rory observó cómo los guardias se inclinaban mientras pasaban rápidamente junto al batallón formado. A diferencia de las manadas Lunegra o Curzon, Velor vivía en un castillo, no junto con el resto de su manada.