**(Tercera Persona)**
La tensión del encuentro con el niño pequeño persistía, pero Meredith se obligó a concentrarse mientras entraba en otra boutique. La iluminación era cálida, y el espacio más tranquilo.
La dependienta le dio un breve asentimiento antes de volver a doblar bufandas detrás del mostrador.
La boutique estaba llena de vestidos fluidos—cortes elegantes en tonos suaves y patrones modernos. Meredith pasó sus dedos sobre las delicadas telas, atraída por un vestido violeta pálido con suave bordado en el dobladillo. Le recordaba a las primeras lluvias de primavera en Stormveil. Y al color de sus ojos.
Azul se acercó.
—Ese te quedaría bien, mi señora.
Meredith sonrió bajo su velo.
—Yo también lo creo —sacó suavemente el vestido del perchero y se lo puso delante. Arya y Cora se acercaron, asintiendo en señal de aprobación.