~**(Tercera Persona)**~
Dos Días Después.
El tintineo de los cubiertos llenaba el comedor, acompañado por el cálido aroma del té especiado, pan recién horneado y espesa salsa de carne.
Meredith estaba sentada en su lugar, comiendo lentamente, con una expresión suave y tranquila. Vertió un poco de miel sobre su avena, completamente ajena al hecho de que los ojos de Draven habían estado fijos en ella durante los últimos dos minutos, sin parpadear y con una mirada indescifrable.
Él apenas había tocado su comida desde que comenzó el desayuno.
Cada vez que ella llevaba la cuchara a sus labios, él observaba el ritmo. La manera fácil y relajada en que masticaba la comida mientras sus ojos contemplaban el plato de salsa de carne.
Era la calma de alguien que no tenía nada que le carcomiera por dentro. Nada que confesar.