El Regalo de Trescientos Millones de Dólares

Me quedé paralizada, el secretario de Sebastian Sinclair de pie frente a mí con el brazalete de jade de mi madre extendido en sus manos. La sala de subastas había caído en un silencio impactante.

—El Sr. Sinclair indicó que este brazalete de jade es un regalo para la Señorita Shaw —anunció el secretario, su voz resonando por toda la habitación silenciosa.

Mi boca se abrió, pero no salieron palabras. Trescientos millones de dólares. La cifra rebotaba en mi cabeza como una bola de pinball, demasiado enorme para comprenderla.

—Yo... no puedo aceptar esto —finalmente logré decir, con mi voz apenas por encima de un susurro.

La expresión del secretario se mantuvo profesionalmente neutral.

—El Sr. Sinclair anticipó su rechazo y me pidió que le informara que él insiste. El brazalete le pertenece legítimamente.

Vera me dio un codazo, con los ojos muy abiertos.

—Hazel —siseó—, ¡tómalo!