La Deuda del Conserje

## El punto de vista de Hazel

—Madison, por favor lleva a Quentin al hospital —dije, con voz firme a pesar de la rabia que crecía dentro de mí—. Asegúrate de que lo revisen minuciosamente por si tiene una conmoción cerebral.

Madison asintió, ayudando a Quentin a ponerse de pie. La sangre había goteado por su rostro, manchando su camisa blanca impecable.

—Realmente no es necesario, Srta. Shaw —protestó Quentin débilmente.

—Lo es —insistí—. Y factura a la empresa por cualquier gasto médico.

Cuando salieron de la habitación, dirigí toda mi atención a Tanya. Su cara blusa de seda no podía ocultar la desesperación en sus ojos. Había envejecido considerablemente desde la última vez que la había visto—nuevas líneas marcadas alrededor de su boca que ni siquiera el Botox podía borrar.

—Voy a llamar a la policía —anuncié, sacando mi teléfono—. La agresión es un delito penal.