Planeta Bumi: ¿Sangre o Agua?
K suspiró estresado mirando su reloj. Un soldado se acercaba cautelosamente, con miedo.
K: -“El próximo que me pregunte dónde diablos está mi hermana va a limpiar los retretes!”
El pobre soldado se congelo y, sin decir una palabra mas, dio la vuelta rápidamente para alejarse.
Desconocido: -“Oh noooo, voy a tener que limpiar los excusados ahora~”
Exclamó gracioso un chico de casi la misma estatura que K, con cabello rosado alborotado y una sonrisa burlona en el rostro. K rodó los ojos y solto un largo suspiró de molestia.
K: - “Rei, ve a buscarla, tal vez Lar fue mucho para ella. No sabes si la está torturando en este momento...
Rei( exagerando con voz dulce) : - "Oh, pobre de nuestra hermana...todo porque su hermano mayor quería cumplir sus caprichos~”
K( enfurecido) : -“Por los Trix, cállate, Rei”
Empezo a caminar con prisa hacia el portal, murmurando para si mismo
K : - “Desde ahora no les voy a dejar hacer nada. Siempre son así. Me voy a quedar calvo por su culpa...”
Mientas hablaba, llego frente al portal, esperando a ser identificado por el sistema de seguridad.
Rei ( canturreando) : -“Sí, sí, hermano ...te queremos mucho."
Al llegar al planeta, K vio los restos del pueblo, pisando algunas flechas quebradas, y moviendo con los pies los restos de lo hace unas horas era el pueblo central.
K miro una pequeña moto que había sobrevivido a la destrucción. Subió en ella y se dirigió a máxima velocidad, contemplando la ciudad ahora abandonada. Las ruinas esparcidas, y el humo en el aire le provocaron un vuelco en el estomago.
Las calles, antes llenas de vida, ahora eran espectros del pasado. Solo quedaban sombras de lo que alguna vez fue. Ahora solo quedan pueblos cubiertos de arena, un reflejo de el intenso combate.
Finalmente, llegó a un valle donde poca vegetación se veía. Cerca de la orilla del río distinguió dos figuras, una de pie y otra arrodillada mirando el agua.
Una sensación de incomodidad lo invadió. El aire se sentía pesado, cargado de tensión. Con sigilo K acomodó su espada, preparándose para lo peor.
K : - “Saori?”
Gritó, pero no recibió respuesta. Bajó de la motocicleta con cautela, evaluando la escena con cada paso que daba.
K: - “Padre está preguntando por ti. Estás tarde... y sabes que no le gusta la impuntualidad.”
Saori (otra mitad) : - “Por favor, K, deja de fingir. Si sabes muy bien que Saori no está aquí.”
K suspiró y guardó su espada. Bajo la iluminación de la luna, distinguió esos ojos de colores apagados, bellos pero carentes de vida. Miró más allá y vio a Lar, de rodillas, murmurando cosas ininteligibles, su reflejo distorsionado en el agua. Algo no estaba bien.
Saori ( otra mitad) : - “¿Divertirme? Mmmm... la verdad no.”
K se estremeció. No lo había dicho en voz alta ... solo lo había pensado.
La ahora Saori tomó la coleta del contrario, obligándolo a levantar la cabeza.
Lar ( balbuceando) : - “Por favor, piedad… solo quiero un poco de agua, por favor… un poco de agua y comida…”
La voz le salía rota, agónica. Miro a K con ojos desesperados. K sintió un escalofrío al darse ver que a Lar se le había amputado las manos.
Saori (otra mitad) : - “Lar, hay agua aquí. ¿Por qué no la bebes?”
Saori con una sonrisa fría, arrastrando a Lar hacia el filo del río. Este pegó un grito de horror, intentando retroceder con todas sus fuerzas.
Lar : - “¡NO! ¡SOY YO, ES MI SANGRE...no”
Suplicó entre llantos, su voz quebrada por el miedo de ver su propio cuerpo apilado en el rio... el rio de la sangre de el mismo.
K (avanzando) : - “Hey... ya es suficiente”
Intervino con firmeza. Desenvaino su espada y se acerco. Con cuidado, posicionó la hoja en la nuca de Lar.
Un solo movimiento rápido basto para poner fin al sufrimiento del pobre Dios.
La cabeza de Lar rodó hasta los pies de Saori, quien con asco se alejó.
K : - “Hey, ¿a dónde demonios vas?”
Saori se detuvo y chasqueó la lengua con disgusto. Luego se giro para mirarlo, con una expresión peligrosa que hizo temblar el aire. K se mantuvo sereno, firme, sin retroceder.
Saori (otra mitad) : —“Solo porque eres su hermano no te corto la cabeza. Además... solo voy a recolectar su gema.”
Tomo su katana con calma, como si acabara de anunciar algo cotidiano.
K lo miró, confundido. Las gemas—los núcleos petrificados de aquellos que alguna vez llamaron dioses—no eran más que fósiles de almas olvidadas. Nadie sabía cómo usarlas, ni siquiera si conservaban algún poder. Solo eran piedras hermosas... tumbas brillantes para lo que alguna vez había sido divino.
K: Tienes una colección rara
Saori (otra mitad) : - Cada loco con su canción, K.
Con movimientos precisos, hundió la punta de su katana en el ojo de Lar. La pupila se opacó lentamente, cristalizando en una esmeralda perfecta. Sin prisa, la guardo en el bolsillo.
Un simple chasquido de sus dedos...y la atmósfera colapsó sobre lo que quedaba de Lar, reduciendo a nada.
K sintió el asco subirle por la garganta. Cada acción de esa intrusa en el cuerpo de su hermana, le era simplemente nauseabundo. Sin decir más, abrió un portal, deseando alejarse de esa grotesca parodia de su hermana.
Pero antes de que pudiera desaparecer por completo, aquella parodia lo detuvo con una frase, tan fría, tan amenazante.
Saori (Otra mitad) : - Es solo cuestión de tiempo, K.