Recuentro

Rápidamente apareció una figura cargando a alguien: era el comandante de ataque. "¡JAJAJA, qué pasa de nuevo, mago de pacotilla!", exclamó.

El mago recordó ese cabello café, la altura imponente, los ojos claros como el mar y ese pelo largo. Ahora caía en cuenta que era el mismo que lo había atacado hace cinco años, cuando era un novato. Pero el comandante ya no tenía su piel perfecta; algo intentaba remplazarla. El mago vio bien a quien cargaba: era alguien de cabello rubio, rizado, con una herida en la cara y los ojos cerrados, parecía joven. Eran los ojos verdes de su atacante los que por fin se habían cerrado. Todo eso pensó el mago.

El mago soltó una carcajada. "¡JAJAJA, hola pequeño robot! ¿Qué te pasó con esa piel falsa?", dijo con tono de burla. El comandante, haciendo una mueca de desprecio en su mente, pensó que era la misma basura de siempre. Levantó su mano, transformándola en una espada, y replicó: "Ya ves, las cosas cambian, dios de la luz. Aunque recuerdo que tú no tenías ese título. Ahora me gustaría pelear con alguien con ese título", lo dijo con voz desafiante.

El mago de la luz respondió: "¡JAJAJ! Me lo gané con sudor ese título. Aunque los 10 Caos siguen siendo fuertes. Mejor pelea con ellos a ver si te mantienes con esa cara, humano." Luego, cambiando el tono, añadió: "Aunque ahora que recuerdo, te dijeron dios del caos", concluyó con voz de ego, sonriendo.

En respuesta, el dios del caos se quitó la piel falsa y reveló su cuerpo robótico, activando una potente luz que recorrió su cuerpo con intrincadas líneas.

El dios de la luz sonrió, con una expresión que rozaba el éxtasis, como si lo que estaba a punto de ocurrir le complaciera enormemente. Tres runas aparecieron ante el dios del caos, lanzando potentes ataques de luz que llenaron el lugar de humo. A su lado izquierdo, el dios de la luz invocó una barrera, justo donde el dios del caos planeaba sorprenderlo con su alta velocidad.

El dios del caos se dio cuenta de que ese mago de la luz había predicho su movimiento. El humano del caos transformó sus pies en propulsores, volando rápidamente. Un pie se extendió para crear una pared que apuntaba hacia abajo, mientras el otro se unió para formar un escudo con picos filosos. De inmediato, propulsores brotaron de su espalda, impulsándolo hacia abajo. El mago, al verlo, sacó una runa, pero no contó con la velocidad del dios del caos. Lo esquivó, pero perdió la mitad de su cuerpo.

Una energía emanó del mago de la luz/dios de la luz, haciendo que sus extremidades se regeneraran rápidamente. Sin embargo, justo cuando sus músculos se estaban formando, el dios del caos/humano del caos atacó. Su espada atravesó el corazón del mago, y con un impulso de sus propulsores, lo lanzó directamente contra una montaña, destrozándola.

Antes de que la pelea comenzara, el PGDUDC del concepto de raza perfecta vio cómo el comandante activaba su modo de combate. Lanzó a Jean por los aires, atrapándolo. Con dos movimientos rápidos, agarró a Sol y Anderson. La luz que emanaba del comandante fue la señal para que los sujetara sin que se dieran cuenta.

El PGDUDC pensó que esa pelea terminaría con una muerte, y seguramente sería la del comandante, por eso él había venido a salvarlo. Al ver a los chicos, salió volando y apretó un botón. Un portal se abrió, y al atravesarlo, apareció en el hospital. Allí, el PGDUDC del concepto de portal, una mujer, ya lo esperaba.

Él los dejó en unas cámaras de recuperación. Cuando depositó al último, ella le preguntó con duda: "¿Por qué estás ahí? ¿Acaso no confías en él?". Él respondió con voz dura: "No, siento que quiere morir por algo. Mis sentidos lo dicen."

Mientras la pelea continuaba, después de que la montaña se rompiera, apareció una ranura del tamaño de la misma montaña. De ella, una voz gritó con enojo y éxtasis: "¡JAJAJ! Esto me gusta. ¡Ahora no me contendré, maldito puto de mierda! ¡Aprenderás quién soy yo, puta perra!". Después de decir eso, el mago de la ranura desató un ataque de luz que lo arrasó todo a su paso.

Cuando la ranura apareció, el dios del caos pensó que ese masoquista iría con todo, sin reservarse nada. Salió rápidamente del campo, y más por la explosión. La explosión fue inmensa, dejando un cráter enorme, y toda esa energía se envolvió en un dragón de luz.

Esto, en los pensamientos del dios del caos, lo dejó dudando de la técnica de su oponente. Por esa duda, perdió sus cuatro extremidades ante lo sorprendente del ataque. Al ver esto, el dios de la luz, claramente fatigado pero con una expresión de haber disfrutado la situación, sonrió.

Sin embargo, por la espalda, recibió el ataque de una espada que le atravesó el cuello, explotando y llevándose toda su parte superior. Sus partes amputadas regresaron, aunque sentía que el mago se estaba curando con su energía. Estaba con poca energía por controlar a distancia y mantener su modo de pelea, pero iba con cuidado. Pensó que se curaría lentamente porque la regeneración requiere concentración y una inmensa cantidad de energía, y con su técnica, ya casi no le quedaba. Pero, ¡sorpresa! Aún con el dragón en estado miniatura, casi sin energía, y después de atacarlo y hacer que el dios del caos perdiera sus cuatro extremidades

Atacó, aunque no le hizo mucho daño, pero esos segundos fueron suficientes para que el mago de la luz creara su cerebro y huesos. Vio que ir con todo casi le costaba. El anillo, que le impedía recitar sus técnicas, salió volando, dejándolo sin ropa y sin el artefacto. Enfurecido, el mago hizo aparecer una ranura en su mano mientras sus músculos se regeneraban. El dios del caos, al ver esto, activó el modo propulsión en sus pies, yendo a toda velocidad con su última brazo, transformándola en una espada de gran tamaño.

El mago habló en un idioma incomprensible y justo en ese momento, recibió el ataque del dios del caos. Ambos se golpearon mutuamente. El dios del caos recibió una esfera de luz que lo lanzó lejos, separándolo de su brazo. La espada del dios humano permaneció incrustada en el cuerpo del mago, que se regeneraba rápidamente. Sin embargo, por el impacto de la espada, el mago salió volando.

La cara del mago era de incredulidad por cómo un robot humano, sin rostro, solo un casco sin expresión, había soportado sus ataques. El asombro lo hizo hervir de enojo. Levantándose del impacto, se quitó la espada de su cuerpo. En su mano apareció una ranura, de la que brotaron palabras de nuevo. Un rayo de luz emergió, haciendo explotar la espada del dios del caos.

Luego, el mago invocó una ranura en el cielo, del tamaño de una cancha de baloncesto. En su mente, el mago pensó: "Es esto o nada".

Mientras, el dios del caos vio esto con cara de sorpresa. No tenía energía para atacar y se rindió. Después de todo, quería morir; era su forma de vivir sin miedo y de quitarle lo divertido a una sola vida. Sentía que había logrado todo, que había dejado un legado perfecto, aunque quería lograr más. Quería crear un caos que se estaba gestando, detener a los nuevos reclutas de un destino igual al suyo. Quería mostrarles que había otra opción, porque él pensó que no la tenía y se convirtió en alguien que no quería ser.

El sistema lo odiaba, odiaba todo. Quería matar, quería ser feliz, pero quería dejarles esa idea planteada a Joseph, Anderson o Traset. Sabía que él iba a romper todo lo que conocía, lo que podría pasar si se detuviera. Odiaba su vida, pero la amaba. No sabía qué sentía después de todo, él mismo forjó un destino que no sabía si quería o si solo lo quiso en su momento.

Mientras la batalla continuaba, en el hospital, después de que el PGDUDC de la raza perfecta respondiera su pregunta, el PGDUDC del portal añadió: "¿Crees que alguien a quien todos ven como estable, con un ideal tan firme que nadie quisiera correr peligro, se dejaría morir a manos de alguien a quien ya venció en el pasado?".

Ante esta pregunta, el de la raza perfecta se sentó, con las manos entrelazadas y apoyando su cara en ellas. Su gesto denotaba obediencia, inmerso en sus pensamientos. Sentía que el comandante quería morir, aunque no quería aceptarlo, después de todo lo que lo había ayudado.

Segundos después, alguien con un altavoz exclamó que la pelea estaba perdida. El comandante estaba a punto de caer. Le gritó al PGDUDC de la raza perfecta que fuera a ayudarlo. Este, con una mezcla de enojo, duda, estrés y tristeza en su voz, le gritó rápidamente a la del portal. Ella solo obedeció, mientras el portal aparecía. El PGDUDC de la raza perfecta se sentía enojado; tenía que confiar en sus habilidades, no ser un "pendejo sin pensamiento crítico". Quería salvar a su maestro.

Todo eso pasaba por su cabeza. El portal apareció y desapareció rápidamente. Al aparecer, vio algo: la ranura había invocado una esfera que lanzaba ráfagas de luz directamente hacia el comandante. Él vio esto mientras volaba, pero una ráfaga impactó antes de que pudiera llegar. Gritó con la voz quebrándose: "¡MAESTROOOOOOOOOOO! ¡NOOOO! ¡POR FAVOR, POR FAVOR!".

Unas cartas altas aparecieron frente al rostro del dios del caos. Ocho de ellas cubrían el exterior, mientras una se posó justo delante de él, dejándolo dudando sobre qué eran. Las cartas exteriores tenían toques negros, azules y amarillos, pero la que estaba frente a él brillaba agregaba morado y azul fuerte. De esta última carta emergió una armadura completa, que dijo: "...".

Él, sorprendido, preguntó: "¿Así que él es ahora...?"

La armadura respondió afirmativamente. Dijo que ahora debía dar su respuesta. Al asentir, la armadura se incrustó en él, recuperando toda su energía. Con esto, se fue, pero la carta con un casco con picos se dirigió directamente a…

El PGDUDC de la raza perfecta se quedó en duda, incapaz de responder. El mago de la luz, por su parte, tenía una expresión de sorpresa, había escuchado sobre la aparición de una carta, pero ¿ocho y que lo cubrieran? El de la raza perfecta estaba devastado porque su maestro se había ido para siempre, lo que lo llevó a activar, por primera vez, una función de su poder, siendo esta...