Capitulo 5

El día que Thomas esperaba con tanta ilusión finalmente llegó. Con 13 años recién cumplidos, se despidió de su familia en la pequeña estación de tren del pueblo. Su madre le abrazó con fuerza, susurrándole palabras de aliento, mientras su padre le daba una última palmada en el hombro, orgulloso pero emocionado.

—Recuerda, hijo —le dijo—, la fe y la humildad serán tus mejores compañeros en este camino.

El viaje hacia el seminario fue largo, pero Thomas no perdió ni un instante. Miraba por la ventana, pensando en todo lo que le esperaba: estudios rigurosos, formación espiritual, nuevas amistades y, sobre todo, la oportunidad de acercarse cada vez más a su sueño.

Al llegar, fue recibido por el rector, un hombre de mirada amable y voz pausada, que le mostró las instalaciones y le explicó las normas y expectativas.

—Aquí aprenderás no solo a ser sacerdote, sino a ser un servidor del pueblo de Dios —le dijo—. El camino no será fácil, pero si tienes fe y perseverancia, llegarás lejos.

Thomas sintió una mezcla de nervios y emoción. Sabía que dejaba atrás la comodidad de su hogar, pero también que daba un paso fundamental hacia su destino.

Esa noche, en su nueva habitación, se arrodilló junto a la cama y rezó con fervor.

—Señor, gracias por esta oportunidad. Dame fuerza para ser fiel a mi llamado.

Así comenzaba una nueva etapa en la vida de Thomas, llena de desafíos, aprendizajes y crecimiento espiritual.