—Punto de vista de Kael Drakewill—
El Sendero es un tema bastante complicado, además de todo lo que pasó desde el día de la evaluación, ese sueño en especial.
Intento no pensar en ello, pero es difícil; aunque últimamente he logrado ignorarlo al estar ocupado en otras actividades.
Una de ellas es el entrenamiento con papá. Como él me había dicho, no tendría piedad, y así fue. No sabía el poder o simplemente la presencia que tiene alguien con un lazo; es verdaderamente monstruoso. La primera vez que mi padre usó su lazo, sentí como si literalmente la gravedad aumentara. Caí de rodillas y mis sentidos estaban en alerta.
Fue una mala primera experiencia, en verdad.
A papá le pareció gracioso, por supuesto.
Ya que ahora puedo hablar más fluidamente, he intentado aprender a leer, pero es demasiado difícil. Las letras, caracteres y números son algo que nunca había visto, obviamente, pero lo peor es que no se parecen a algún idioma de mi vida pasada.
No a alguno que recuerde.
Últimamente, cuando vamos de compras o de paseo, al pasar por tiendas o lugares, siempre le pregunto a mis padres qué es lo que dice o significa. Ellos me lo dicen y a veces me cuentan sobre qué tipo de tienda es o qué venden, aunque eso no sea de mucha ayuda.
Ya he podido relacionar algunos símbolos con algunas letras; aún así, la escritura de la gente difiere a veces. No es por ser grosero ¿pero no podrían escribir mejor?
Estaba pensando en pedirle a mis padres que me regalen libros o me lleven a algún lugar donde pueda encontrarlos, como una biblioteca.
En casa hay unos cuantos, pero son sobre recetas de cocina, cómo criar a un bebé y uno que otro cuento.
Hmm... —Me rasque la cabeza—
Ya me decidí: en el entrenamiento de mañana le pediré a papá un libro, o unos cuantos si es posible.
——
Eran más o menos las once de la mañana. Habíamos desayunado temprano, así que el entrenamiento también comenzó pronto. Papá me enseñaba a recoger y almacenar la energía etérea que existe en el mundo. Esta energía sirve como combustible para poder hacer uso del poder de tu lazo.
¿Pero eso entonces no contradice lo que el maestro Aleph había mencionado? Él dijo que hay personas incapaces de formar un lazo por no tener la energía suficiente para soportarlo, pero si puedes recogerla tan fácilmente de, por ejemplo, el entorno, ¿por qué ellos no pueden?
Tal vez esto va más allá de simplemente poder o no.
Y es por esto que necesito esos libros. Información; parece que será algo imprescindible, al menos para mí. Tendré que esperar a terminar el entrenamiento.
———
—Papá, ¿puedo preguntarte algo?
—Claro, adelante.
—¿Me podrías conseguir algunos libros? Ya sabes, para leer y eso.
—¿Hmm? ¿Libros?
—Claro, no hay problema.
Eso fue rápido.
—¡Gracias, papá!
—No tienes que agradecerme. De todos modos, ya tenía pensado enseñarte a leer y escribir cuando tuvieras más edad; era lo que pensaba, jejeje.
—Gracias, papá. Ah, perdón, gracias... digo... Bueno, ya sabes.
—Jajaja, pensándolo ahora, ¿qué tal si vamos ahora mismo a la central de mercaderes? Necesitamos comprar algunas cosas para la comida y, ya que estamos ahí, tal vez encontremos algunos buenos libros.
—¡Claro, papá!
———
La central de mercaderes.
Es un mercado, no, más parecido a un centro comercial. Es una gran instalación con diferentes locales y tiendas, dos pisos divididos por necesidades: el primero para la vida diaria como la comida, higiene, ropa, etc. Y el segundo es para todo lo que tenga que ver con los lazos, información, trabajos, armas, etc.
En algunos casos, he logrado ver que venden diferentes tipos de animales: tigres, aves exoticas, entre otros.
Ahora que lo pienso, ¿es eso legal?
Bueno, no importa ahora mismo; venimos aquí por unos cuantos libros.
Pero primero la comida, no se puede estudiar bien con el estómago vacío.
———
Después de comprar todo lo necesario para la casa, nos dirigimos al segundo piso. Era la primera vez que venía aquí, ya que en las veces anteriores que visitamos este lugar, yo me quedaba con mamá mientras papá iba solo, así que esto me emociona un poco.
Al llegar, quedé sorprendido; creo que estaba con la boca abierta, literalmente. Había tanta gente, más que en el primer piso. Todas estas personas eran diferentes, pero iguales al mismo tiempo. Todos eran portadores, todos eran guerreros, o eso pienso yo. Había personas altas, bajas, de tez blanca o morena. A dónde sea que vieras era diferente.
¿Cuántas personas poderosas estarán aquí ahora mismo? Me pregunto qué tan fuerte es papá en comparación con ellos.
No, eso está mal; no debería comparar a nadie con nadie, sobre todo a mi padre, como dije.
Todos son iguales.
Al movernos por el piso, mucha gente saludaba a mi padre y le agradecía por varias cosas. Parece ser bastante popular, jeje.
Espera, ¿eso significa que también lo es con las mujeres?
Espero que papá no sucumba a las palabras bonitas de otra mujer que no sea mamá.
¡No se acerquen, mujeres indecentes!
Dije en mi mente mientras ponía una cara intimidante.
—Es aquí.
Al Parecer hemos llegado a donde papá quería traerme. Era un edificio bastante grande y descuidado. ¿Cómo demonios metieron un edificio así de grande dentro de otro?
Al entrar, el lugar tenía un aire a armario viejo y humedad, pero a pesar de eso había mucha gente. No pensé que estaría tan lleno por cómo se veía por fuera.
Padre señaló un escritorio en medio de todo el lugar; parecía una recepción de algún hospital o algo así.
Mientras caminábamos hacia allá, pude escuchar a lo que parecieron una docena de personas hacer anuncios. Unos me llamaron más la atención que otros, por ejemplo, el de una mujer que solicitaba la ayuda de dos portadores: uno con afinidad al agua y otro de clase fuerza.
¿Clase fuerza? ¿Es algo así como las categorías?
Estaba a punto de preguntarle a papá cuando llegamos a la recepción.
—¡Buenas tardes, Elías!
—¡Oh, Albert! ¿Qué te trae por aquí esta vez?
—¿Buscas otro trabajo? Tengo unos cuantos que te pueden servir.
—No, gracias. Solo vine a comprar comida y algunas cosas para mi hijo.
—¿Vino contigo?
—¡Claro!
Padre me levantó, ya que tristemente el escritorio era más alto que yo, por poco, pero lo era.
—Este es Kael. Saluda a Elías.
—Hola, un gusto conocerte.
Respondí cortésmente.
—Vaya, muchacho, qué bueno que te pareces más a tu madre que a este hombre tonto de aquí. Jaja.
—¡Oh, cállate! ¡Soy muy inteligente, lo sabes!
—Por supuesto, jeje. Bueno, cambiando de tema, mencionaste que venías por unas cosas para este chico. ¿Qué necesitas, eh? Dime.
—Libros, solo eso. Algo que tengas para que pueda enseñarlo a leer y escribir.
—Claro, déjame buscar. Creo recordar que había unos cuantos en el almacén.
El hombre llamado Elías parece ser una buena persona; también se lleva muy bien con mi padre, por lo que veo. Quizá sean viejos amigos.
Algo que no esperaba era verlo de pie. Todo este tiempo estuvo sentado en su silla, pero cuando se levantó, parecía un gigante. Podría fácilmente pasar los dos metros. Nunca vi a alguien tan alto en mi vida, bueno, vidas.
—¿Qué te parece, Kael? Elías.
—Parece alguien bueno. ¿Es tu amigo?
—Jeje, ¿lo notaste? Sí, nos conocemos desde que éramos unos niños, como de tu edad, más o menos. Nuestros padres eran amigos, así que jugábamos juntos todo el tiempo, hasta que él se mudó. Teníamos doce años cuando eso pasó, si no mal recuerdo, por el trabajo de sus padres.
—Ya veo.
—No lo volví a ver hasta hace un par de años en este mismo lugar. Ya venía aquí por trabajos y otras cosas, pero un día Eli mencionó que en la recepción del edificio de los portadores había un nuevo empleado y que era gigante y bastante apuesto. Temí por su estatura y belleza, que me robara a tu madre, así que solo fui a saludarlo.
Tal vez solo querías intimidarlo, ¿no es así?
—Al llegar y verlo, no lo reconocí. Me presenté normalmente y todo, pero no parecía importarle.
—Después pregunté acerca de él. Le dije que ya tenía tiempo en este pueblo y me gustaba conocer a todos, y como él era nuevo, bueno, ya sabes. Él, aunque parecía irritado, me contó algunas cosas. Lo primero que mencionó fue su nombre, obviamente, y ahí fue donde hizo clic.
—Elías Stormfade. Yo solo me quedé atónito. Él lo notó, ya que me preguntó si pasaba algo. Parece que me le quedé viendo un pequeño momento.
—Después yo repetí mi nombre, ahora con mi apellido, ya que la primera no lo había hecho. Recuerdo que al escucharlo, él se cayó de su silla, jajaja. Ambos nos quedamos sorprendidos. Tanto tiempo sin vernos y encontrarnos en un lugar como este. Diría que fue una coincidencia o tal vez algo planeado, quién sabe pero, me alegra haberlo visto otra vez; es un gran amigo.
Parece que papá le tiene un gran aprecio a Elías.
—Aquí están.
Elías soltó una pila de libros.
—Muchas gracias, Elías. Te veré luego.
—No olvides regresarlos esta vez, ¿quieres?
—Sí, sí.
—Adiós, señor Elías.
—Adiós, Kael.
Salimos de la tienda y mi padre estaba leyendo los títulos de algunos libros.
—Veamos... Cómo aprender a escribir, nivel básico; leer, nivel básico. También hay una enciclopedia de animales. Nunca leí una de estas; tal vez le eche un vistazo más tarde.
¡Por fin tengo una fuente de información confiable! Prepárate, mundo, ¡el gran Kael por fin abrirá sus alas!