"Ven aquí". Margaret extendió los brazos mientras sonreía.
«¡Debe haber creido que mi hermano estaba saliendo con alguna otra mujer!», pensó.
Zeph se acercó a ella y correspondió a su gesto amistoso estirando sus bracitos y dándole un abrazo. El niño ya había admitido su error, por lo que con voz dulce dijo: "Tía...".
"¡Hermano, se ve igual a ti cuando eras niño!", exclamó la mujer, emocionada. Nunca había visto un padre y un hijo tan parecidos.
"Es mi hijo, por supuesto que se parece a mí". A Augustine le gustaba mucho decir eso.
Margaret no pudo evitar besar a su sobrino en la mejilla, lo que hizo que este riera.
A continuación, la mujer se acomodó en el asiento trasero del auto con el niño. Seguido de eso, su hermano dijo: "Vamos a cenar con el abuelo y la abuela".
"¿Mami también vendrá?".
"Sí".
"¡Genial!". Zeph estaba emocionado.