Al cabo de un rato, Yazlynn entró en la oficina con dos tazas de té fragante. Vivianna sostuvo la suya en la mano y contempló desde lo alto aquel elevado y recto edificio, fuera de la puertaventana. Parecía deleitarse en la contemplación de las imágenes lejanas.
Entonces aquel hombre la abrazó por detrás. Vivianna sonrió. Él le arrebató la taza de té y bebió el resto del contenido. Cuando dos personas se besaban sin sentir el menor disgusto la una por la otra, su felicidad era inefable.
Augustine la tomó por la cintura y apoyó su atractiva barbilla en su hombro, como si se regodease en la contemplación de su imperio en su compañía.
Vivianna arqueó las cejas ligeramente y sintió el dulce abrazo de aquel hombre. El sol brillaba fuera de la ventana, bañando su delicado rostro. Los estrechos ojos de Augustine se posaron en los curvos labios de ella. Él la besó sin vacilación.