Así pues, el coche del Sr. Litchi ingresó en el estacionamiento subterráneo del hotel donde se desarrollaría el gran banquete. Y debido a que había guardias de seguridad custodiándole, aquellos quienes le seguían se detuvieron; aguardando la mejor oportunidad para interceptarles, obviamente fuera.
A las tres de la tarde, la pareja salió. Entonces, los secuestradores se pusieron manos a la obra; planeando empezar su plan, pero en un lugar menos concurrido.
El señor Litchi, por otro lado, decidió comprar su vino de arroz favorito para compartirle con su padre y abuelo; por lo que, solicitó hacer una parada para esto.
Repentinamente, y cuando doblaban en una esquina, un vehículo comercial todoterreno negro chocó repentinamente contra ellos.
"¿Qué está sucediendo?", se preguntó. No obstante, ya era demasiado tarde. Les tenían acorralados.