Las Ruinas del Abismo eran un laberinto de túneles colapsados y cavernas olvidadas, donde la luz artificial apenas penetraba. El aire era pesado, cargado con el olor a humedad y la extraña resonancia del maná crudo, una energía tan concentrada que vibraba contra sus dientes. Kael sentía el maná como una punzada constante en sus sienes, mientras que Sif, la Domadora de Éter, parecía absorberlo, sus venas brillando con mayor intensidad.
El equipo de Kael y Sif, compuesto por cuatro Disidentes del Éter (dos Centinelas armados con picas de energía y dos Sanadores de Maná), avanzaba con cautela. La Vidente se había quedado atrás, su energía demasiado valiosa para arriesgarla en las profundidades.
A medida que se adentraban, el susurro del Vacío se hizo más fuerte, como si la misma "nada" estuviera respirando. Las rocas parecían absorber la luz, y la sensación de opresión aumentaba.
"Este lugar es más denso de lo que recordaba", murmuró Sif, activando un escáner de maná en su guantelete. Las lecturas eran caóticas, picos de energía seguidos de caídas abruptas. "El maná y el Vacío están en constante conflicto aquí."
De repente, uno de los Centinelas gritó. Una criatura se materializó de la oscuridad, un ser retorcido hecho de sombras y un residuo negruzco. No era sólida, sino una distorsión del espacio. Era un Horror del Vacío, una manifestación de la anti-energía, una criatura que no había sido vista desde la Gran Fractura.
"¡Atrás!", gritó Kael, lanzando una Explosión Oscura. El hechizo impactó al Horror, pero solo lo dispersó por un instante antes de que se reformara, más grande y más enfadado.
"¡No puedes atacarlos con maná puro!", exclamó Sif. "¡Absorben la energía! ¡Tienes que desestabilizar!"
Sif activó su Disruptor de Maná y lanzó un pulso desordenado de energía. El Horror del Vacío vaciló, su forma parpadeó como una señal defectuosa. Los Centinelas aprovecharon la oportunidad, empalando a la criatura con sus picas de energía, que estaban recubiertas de un material especial que impedía la absorción de maná. La criatura se disolvió en la oscuridad.
"Hay más", advirtió Sif. "Estas son las defensas naturales del Vacío. Y si Arion está aquí, probablemente las esté manipulando."
Continuaron su descenso, enfrentándose a Horrores del Vacío cada vez más grandes y numerosos. Kael, aprendiendo rápidamente, comenzó a adaptar sus Tejidos de Sombra. En lugar de explosiones directas, creaba trampas de distorsión, ilusiones que confundían a las criaturas y las hacían colisionar con las rocas o entre sí, permitiendo que los Centinelas las neutralizaran.
Finalmente, llegaron a una vasta caverna subterránea, un lugar que pulsaba con una energía extraña, una mezcla enferma de maná y Vacío. En el centro, flotaba una grieta oscura en el espacio, una herida en la realidad que se abría y cerraba lentamente. Era la Puerta del Vacío, el punto de origen de la anti-energía.
Y allí, de pie frente a la puerta, no estaba Arion como lo recordaban. Era una figura transfigurada, envuelta en una armadura de energía negra y verdosa, su cuerpo distorsionado por la influencia del Vacío Primordial. Sus ojos brillaban con una luz gélida y antinatural. Era el Vacío Andante.
"Kael, Sif", resonó la voz de Arion, ahora distorsionada y con un eco hueco. "Han llegado justo a tiempo para presenciar el nacimiento de una nueva era. El Vacío Primordial no es la ausencia, ¡es la purificación! Eliminará la debilidad del maná y creará un mundo de orden perfecto."
El Vacío Andante levantó una mano, y la Puerta del Vacío se abrió un poco más, liberando un torrente de Horrores del Vacío que se lanzaron contra el equipo.
"¡Los protegeré!", gritó Kael, invocando un Escudo de Sombra que desvió la primera oleada de criaturas. Los Sanadores de Maná comenzaron a proteger a los Centinelas, tejiendo pequeñas auras de energía para mitigar los efectos del Vacío.
Sif se enfrentó al Vacío Andante. Su Disruptor de Maná se cargó con una energía furiosa, pero Arion era más fuerte, más rápido. Con cada golpe de Sif, Arion respondía con una ráfaga de Ondas de Anulación, que disipaban el maná a su alrededor.
"¡Tu maná es inútil aquí, Sif!", rugió el Vacío Andante. "¡El Vacío te consumirá!"
Kael se dio cuenta de algo. Arion no solo controlaba el Vacío; se había convertido en él. Atacarlo directamente con maná solo lo fortalecería. Se necesitaba una estrategia diferente. Recordó el mensaje de Byte, la "nada se expande", y el miedo que sentía por Elara.
Tuvo una idea arriesgada. Si el Vacío era la ausencia de maná, ¿qué pasaría si saturaba la zona con exceso de maná? No para atacar, sino para ahogar al Vacío Andante en lo que más odiaba.
"¡Sif, cúbreme! ¡Necesito crear una sobrecarga de maná!", gritó Kael.
Sif entendió su plan. Desactivó su Disruptor y comenzó a canalizar toda la energía de maná que podía recolectar en un solo punto, una Esfera de Sobrecarga. Los Sanadores se unieron, contribuyendo con su propia energía. Era una maniobra desesperada que podía salir terriblemente mal, con una explosión de maná descontrolada que los destruiría a todos.
Mientras Sif y los Sanadores cargaban la Esfera, Kael se lanzó contra los Horrores del Vacío, usando su Manto de Sombra para crear distracciones masivas y atraer la atención de Arion lejos de sus aliados. Cada paso era un esfuerzo. El Vacío Andante percibió la amenaza y dirigió su atención a Kael.
"¡Niño insolente!", siseó Arion, liberando una ráfaga de energía nula que golpeó a Kael, dejándolo sin aliento.
Pero Kael aguantó. La Esfera de Sobrecarga de Maná brillaba con una intensidad cegadora.
"¡Ahora, Sif! ¡A la Puerta del Vacío!", Kael gritó.
Sif, con una fuerza que no sabía que tenía, lanzó la Esfera de Sobrecarga directamente hacia la Puerta del Vacío. La energía pura del maná chocó con la anti-energía del Vacío Andante y la Puerta. No hubo una explosión masiva, sino una implosión. La Esfera comenzó a drenar la energía del Vacío, consumiéndola como un agujero negro arcano.
El Vacío Andante gritó, un sonido agonizante y sin voz. Su forma distorsionada comenzó a desintegrarse, no en oscuridad, sino en la luz pura del maná que lo estaba absorbiendo. La Puerta del Vacío, sin su fuente de alimentación, comenzó a cerrarse.
Kael se desplomó, exhausto. Sif se acercó, su respiración agitada. Los Horrores del Vacío se habían disipado. El silencio, un silencio verdadero sin el susurro de la nada, llenó la caverna.
"Lo hicimos", dijo Sif, mirando la Puerta del Vacío que se sellaba por completo. "Sellamos el Vacío Primordial... por ahora."
Pero la victoria se sintió agridulce. Arion había sido detenido, pero la amenaza del Vacío era real. Y si la Puerta podía abrirse una vez, ¿quién decía que no podría abrirse de nuevo?
Mientras salían de las Ruinas del Abismo, Kael pensó en Elara. El peligro había sido repelido esta vez, pero sabía que su lucha por protegerla y entender el Vacío apenas comenzaba. Las Ruinas del Abismo eran solo el principio de una guerra mucho más grande entre la luz del maná y la oscuridad de la nada.
¿Qué crees que será lo próximo para Kael y Sif después de esta intensa batalla? ¿Crees que Aethel o alguna otra fuerza se involucrará ahora que saben lo que realmente sucedió?