La huida de Kael y Sif los había llevado a los límites de Neo-Veridia, un laberinto de ruinas de la antigua San Salvador, apenas tocadas por la reconstrucción. Aquí, las estructuras de concreto y acero se alzaban como fantasmas oxidados, cubiertas de enredaderas y con el tenue brillo de maná residual. Era un lugar donde la influencia de Aethel era casi nula, un refugio para los olvidados.
"Byte me debe un favor", dijo Kael, mientras se movían entre edificios derrumbados. "Podría tener información sobre los Custodios... y un lugar seguro donde Elara pueda estar a salvo mientras resolvemos esto."
Sif asintió. "El Vacío Primordial es solo el principio. Aethel, los Custodios... todo está conectado."
Llegaron a un viejo mercado subterráneo, iluminado por luces de maná improvisadas. El lugar vibraba con la energía del bajo mundo: contrabandistas, hackers de datos y unos pocos usuarios de maná que operaban al margen de la ley. Kael localizó a Byte, un hombre delgado con gafas gruesas y una interfaz neural que le permitía conectarse directamente a las redes de información.
"Kael, vivo. Y con compañía, veo", dijo Byte con una sonrisa nerviosa, sus ojos escaneando a Sif. "La Corporación Aethel los está buscando. Su cabeza tiene un precio alto."
"Necesitamos información, Byte", dijo Kael directamente. "Sobre los Custodios del Maná. Y un lugar seguro para Elara."
Byte suspiró, tecleando rápidamente en su consola. "Los Custodios son un mito para la mayoría. Pero las redes profundas hablan de una facción antigua que se separó de la visión de Aethel. Creen en el equilibrio, no en el control. Su último refugio conocido es la Ciudad Olvidada, una colonia escondida en las montañas, lejos del alcance de la red de Neo-Veridia."
"¿Y qué hay de Elara?", preguntó Kael, la preocupación marcando su voz.
Byte dudó. "Hay un viejo contacto mío, una curandera que vive en las afueras. Su lugar es remoto, y ella es discreta. Nadie la molestará allí. Y si hay alguien que pueda entender la condición de tu hermana, es ella."
La decisión fue difícil. Kael no quería separarse de Elara, pero sabía que llevarla consigo a la Ciudad Olvidada sería un riesgo inaceptable. Después de una despedida emotiva, Kael dejó a Elara con la curandera, prometiéndole que volvería.
El viaje a la Ciudad Olvidada fue arduo. Kael y Sif se abrieron camino a través de tierras baldías y páramos rocosos, usando sus habilidades de maná para evitar los sensores de Aethel. Kael usaba sus Tejidos de Sombra para camuflarse, mientras Sif, como Domadora de Éter, manipulaba las corrientes de maná para despistar los drones de vigilancia.
Finalmente, después de días de viaje, llegaron a una garganta oculta en las montañas. La entrada a la Ciudad Olvidada no era una puerta, sino un velo de energía etérea que se movía y ondulaba. Sif la reconoció al instante.
"Es un Escudo de Armonía, una de las creaciones más antiguas de los Custodios", explicó Sif. "Solo permite el paso a aquellos cuya energía de maná está en equilibrio. Si tienes un exceso de oscuridad o un desequilibrio, te rechaza."
Kael sintió una punzada de incertidumbre. Su maná estaba teñido de la oscuridad de las sombras, y su experiencia con el Vacío podría haberlo desestabilizado. Sif, con una suave manipulación de su propia energía, lo ayudó a canalizar su maná, calmando sus fluctuaciones internas. Juntos, pasaron a través del velo.
Lo que encontraron en el interior fue sorprendente. La Ciudad Olvidada no era una fortaleza militar, sino una comunidad pacífica, construida en armonía con el entorno natural. Las estructuras estaban hechas de materiales orgánicos, alimentadas por la energía limpia de un maná que fluía libremente. Los habitantes, vestidos con túnicas sencillas, parecían serenos y enfocados. Eran los Verdaderos Custodios.
Fueron recibidos por una anciana de rostro sabio y ojos que reflejaban la profundidad de un lago. Su maná era tan puro que Kael podía sentirlo como una brisa cálida. Ella era la Vigilante del Equilibrio, la líder de los Custodios.
"Los hemos estado esperando, Kael y Sif", dijo la anciana con una voz tranquila y resonante. "El velo nos alertó de su llegada y de las energías que los rodean. Han enfrentado al Vacío y han sobrevivido. Pero la sombra de Arion aún se cierne sobre todos nosotros."
Kael y Sif contaron su historia: el plan de Arion, la Puerta del Vacío, su transformación y la persecución de Aethel. La Vigilante del Equilibrio escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando.
"Arion fue una vez uno de nosotros", reveló la Vigilante. "Creía que la humanidad solo podría sobrevivir controlando el maná por completo. Su obsesión lo llevó a un camino oscuro. Y el Vacío Primordial... es más que una simple anti-energía. Es un catalizador. Despierta lo que está dormido."
"¿Qué despierta?", preguntó Kael, pensando en Elara y su condición de "Vacío".
"Despierta las resonancias perdidas", explicó la Vigilante. "La conexión con el maná y el éter que la humanidad ha olvidado. El Vacío de tu hermana no es una debilidad, Kael. Es una clave. Una forma de entender el equilibrio que Arion buscaba destruir."
La revelación fue impactante. La condición de Elara no era una enfermedad, sino una potencial fuente de poder, una resonancia que podía ser la clave para detener la amenaza del Vacío.
"Entonces, ¿qué hacemos?", preguntó Sif. "Aethel nos persigue, y Arion... no sabemos dónde está o qué se ha convertido."
La Vigilante del Equilibrio se puso de pie, su mirada profunda. "Hay una forma de detener el Vacío Primordial de forma permanente. No sellándolo, sino equilibrándolo. Necesitamos encontrar el Núcleo del Éter, el punto de origen del maná puro en este planeta. Si el maná y el Vacío pueden ser armonizados en su fuente, se neutralizarán mutuamente."
"¿Y dónde está el Núcleo del Éter?", preguntó Kael, la esperanza renaciendo en su pecho.
"Bajo las ruinas más antiguas de San Salvador", respondió la Vigilante. "En lo que una vez fue el corazón de la civilización. Un lugar que Aethel busca con desesperación. Porque quien controle el Núcleo del Éter, controla el destino del maná... y del Vacío."
La Ciudad Olvidada había ofrecido refugio y respuestas, pero también una nueva y peligrosa misión. Kael y Sif sabían que la confrontación final se acercaba, y que el destino de Neo-Veridia y de todos los que llevaban el maná en su sangre, o su ausencia, estaba en sus manos.
¿Crees que Aethel estará esperando a Kael y Sif en el Núcleo del Éter, o encontrarán a Arion transformado esperándolos allí?