Cap.6- Dragones, Nobles y Problemas

Las carretas avanzaban por el sendero de piedra rodeado de árboles rojos. El viaje escolar al Reino de Vhalter, tierra de bosques encantados y magia ancestral, había comenzado como algo simple: una misión de observación, descanso y relaciones diplomáticas entre academias.

Pero claro, si Ren estaba presente, lo simple nunca duraba mucho.

( El rival: Sieg van Tresser)

—¡Muévanse, campesinos! ¡El hijo del duque necesita espacio para respirar aire refinado!

Un chico de cabello rubio perfecto, dientes tan blancos como su ego, y una capa que arrastraba más que su lógica, bajó de su carroza con dos sirvientes detrás. Tenía la postura de alguien que no había trabajado un solo día de su vida… y la voz chillona de un pato noble.

—¿Quién es ese? —susurró Kaien, con una ceja arqueada.

—Sieg van Tresser. Hijo del duque de Drakenvault. Número dos del ranking teórico. Número uno en autoadmiración —murmuró Elyra.

—Y adivina quién es su nuevo objetivo… —añadió Ren, justo cuando Sieg se plantó frente a él.

—Así que tú eres el famoso Ren… Bah, solo eres un plebeyo con suerte. No durarías un solo minuto en un duelo conmigo.

—¿Podemos medir eso en segundos? Quiero terminar antes del almuerzo —respondió Ren con una sonrisa.

Kaien disimuló su risa con un tosido ígneo.

(La misión cambia: ¡una aldea en peligro!)

A medio día, una patrulla de exploradores irrumpió en el campamento con noticias alarmantes:

—¡Una aldea a pocos kilómetros está siendo atacada! ¡Un dragón ha descendido de las Montañas Ardientes! ¡Hay civiles atrapados!

El director miró a los estudiantes avanzados.

—Cambio de planes. Esto es una oportunidad real. Escuadrones, preparen formaciones.

Ren, Elyra, Kaien… irán como vanguardia.

Sieg alzó la mano, indignado.

—¡¿Y yo qué?! ¡Soy noble! ¡Tengo linaje de cazadores de bestias!

—Tú irás… como observador —dijo el director.

Sieg casi se desmaya.

( El rugido del dragón)

La aldea estaba medio en ruinas. Casas de piedra destrozadas, árboles arrancados de raíz y el cielo oscurecido por humo.

Y entonces… él descendió.

Un dragón rojo, enorme como un palacio, con alas de lava y ojos como volcanes despiertos.

—¡Espíritus del abismo…! —susurró Kaien, su fuego temblando.

—No es un dragón común —murmuró Elyra—. Es un guardián elemental corrompido.

Ren dio un paso al frente.

—Entonces limpiémoslo.

( La batalla: sincronía elemental)

El dragón lanzó una llamarada que habría reducido una torre a polvo. Ren la interceptó con una espada manifestada de pura energía oscura, desviando el ataque en un arco perfecto.

Elyra invocó pilares de hielo que salieron del suelo, atrapando una de las patas del monstruo.

Kaien dio un salto, envuelta en llamas controladas, y arremetió con un torbellino de golpes alaridos.

—¡Kaien, izquierda! —gritó Ren.

Ella rodó justo cuando la cola del dragón azotó el suelo con fuerza brutal. Elyra congeló las alas momentáneamente, dejando a Ren una abertura.

—¡Ahora! —gritaron las dos al unísono.

Ren activó su sello.

La marca en su muñeca ardió con luz oscura, liberando una ráfaga de energía que traspasó las escamas del dragón y lo hizo tambalearse.

El monstruo rugió… y cayó, dejando solo cenizas y una gran grieta en la tierra.

(Post-batalla: gloria y ego herido)

—¡Eso fue increíble! ¡Imposible! ¡Inaceptable! —gritaba Sieg al fondo—. ¡Yo iba a pelear con él! ¡Tendría que haberme esperado!

Kaien le dio una palmadita en la cabeza.

—Tranquilo, noblecito. Si quieres, puedes pelear con el pollo rostizado que quedó.

—¡Hablo de mi honor!

—¿Lo tenías?

Todos rieron. Incluso Elyra… aunque solo un poco.

(Reflexión y pistas)

Esa noche, sentados junto al fuego, Ren observó su muñeca.

La marca brillaba de nuevo, apenas perceptible.

—¿Estás bien? —preguntó Elyra.

—Sí… pero este poder se activa por instinto. Y siento que no soy yo quien lo llama… sino algo más.

Kaien asintió, seria.

—Quizás alguien, en algún plano, te está observando. Y no todos los ojos son amigos.

Ren no durmió bien esa noche.