Hoshiko dio un largo y lento suspiro. Había adoptado una postura de concentración, cruzando las piernas y juntando las palmas. Yareth la miraba como si ya supiera cómo terminaría todo eso.
— Deja de jugar
Hoshiko entonces dejo de contener la respiración y miro a Yareth molesta agitando el puño
— ¡No me interrumpas! ¡Ya casi lo tenía! — Grito levantándose de golpe con un salto
— Para nada — espeto Yareth— solo estás lo fingiendo que te concentras. No dejas tu mente en blanco de verdad
—¿Qué tiene de diferente? — se cruzó de brazos, volteando la cabeza a otro lado mientras inflaba las mejillas
— Que en una dejas de pensar, y en la otra piensas en dejar de pensar
Hoshiko volteo a verlo alzando una ceja y ladeando la cabeza esperando a que continuará.
Yareth solo dio un suspiro, un laaaaargo suspiro.
— Como sea. Iré al pueblo cercano
— ¿T-Te irás? P-pero...
— Voy a volver hoy niña, necesito comida además de buscar un centro de la asociación
— ¿Puedo ir contigo? — Pregunto acercándose con los ojos iluminados
— No — dijo secamente.
— ¡¿Por qué?! — Grito inflando aún más las mejillas
— En primer lugar ¿Por qué me acompañarias? En segundo lugar — la observa de arriba a abajo— estás vestida como esclava. Prefiero evitar los problemas
— ¡P-pero siempre me he vestido así!
— Y por eso huyen cuando te miran
Hoshiko se dejó caer, sentándose en el suelo con las mejillas infladas como un tambor. Yareth viéndola dudaba si era una adolescente... o una niña de 10 años.
— Si quieres acompañarme — A Hoshiko se le iluminaron los ojos — tomaré una de tus piedras de Manacalcyta para comprarte ropa, después de eso no me quejo si me acompañas.
Hoshiko lo dudo un momento, miro a Yareth y después a la cueva con duda.
— Está bien... — Murmuro de mala gana
Yareth asintió y se dirigió a la cueva tomando su bolso y levantando la piel que cubría las piedras, moviendolas con sumo cuidado eligió una especialmente pequeña y cubrió el resto
Extrañamente parecía que no le afectaba estar a oscuras.
Cuando salió de la cueva Hoshiko miró la piedra que estaba tomando y trago saliva.
— ¿E-es necesario que tomes unas de mis piedras brillantes? — Dijo mirando a yareth con un tono triste
— Eres tu la que quiere acompañarme la siguiente vez que vaya al pueblo, no yo
Hoshiko bajo la cabeza y frunció ligeramente los labios
Yareth noto esto y suspiro fastidiado
— En lo que regreso practica la meditación — luego la señaló poniendo especial enfasis— y no vuelvas a intentar hacer fuego
Hoshiko comenzó a arremedarlo burlándose de el con cierto enojo. Yareth solo bufo dandose la vuelta, y detrás de él, Hoshiko volvió a sentarse, frunciendo el ceño, murmurando cosas que probablemente no tenía permitido repetir.
---
Yareth caminaba por el sendero que guiaba al pueblo mientras murmuraba para si mismo molesto
— Esa mocosa, es un completo fastidio — gruño— debería irme sin más y dejarla.
Yareth se detuvo ante este pensamiento. "Dejarla e irse", realmente lo pensó. No le debía nada, no tenía por qué hacerse cargo de ella, nada lo ataba...sin embargo
Recordó como le mostró aquellos libros con una enorme sonrisa, como le mostraba todo con orgullo como si quisiera presumirlo.
— Desde cuándo me volví una niñera— suspiro rascándose el cabello
Aún avanzando por el sendero se puso a pensar en que haría su maestra y cómo podría enseñarle a una cabeza hueca como Hoshiko, entonces pudo ver un cartel enorme en el sendero. Se acercó a intentar leerlo pero era inútil, el no sabía leer el idioma de Kaldrith.
Pero había algo más. Un retrato mal hecho de una mujer estaba pegado, era un cartel de recompensa. La mujer aparentaba una edad mayor y un cabello recogido, era todo lo destacable.
Yareth intento leer todo lo que decía el letrero pero termino frustrado y pensaba continuar su camino
— ¡Alto! — alguien grito
Yareth se dió la vuelta rápidamente a la dirección del grito, frente a el había un hombre que aparentaba unos treinta años, de piel bronceada y cabello morado recogido en rastas.
Su armadura consistía en una placa pectoral asimétrica que cubre el lado izquierdo con el emblema de Kaldrith en relieve El lado derecho se deja más libre para movilidad y para mostrar rango con una banda cruzada.
Una hombrera metálica pequeña, con acabado mate y con ganchos para sujetar insignias o placas. El otro hombro estaba cubierto por cuero reforzado.
Manga larga de tejido oscuro con un guantelete ligero de cuero en el brazo izquierdo. El otro brazo tenia vendas o una codera reforzada.
Vestía Pantalones de combate con refuerzos metálicos en las espinillas y una protección desmontable para el muslo izquierdo. Rodilleras mecánicas atadas con hilos
Además de unas botas de cuero oscuro con refuerzo en punta, adaptadas a climas rocosos o desérticos.
— Este pueblo está bajo vigilancia de la Guardia Nacional ¡identifiquese!
Grito poniéndose en posición apuntando con su lanza a Yareth. Este último solo suspiro metiendo lentamente la mano en su gabardina sacando su identificación
— Solo vengo a comprar víveres— bufo molesto
— Lo lamento señor, pero en estos momentos estamos en tiempos difíciles. Voy a tener que realizarle una inspección de rutina
La ceja de Yareth tembló al momento de escuchar la palabra señor pero aún así accedió de mala gana bajando su bolso.
El guarda se acercó sigilosamente y abrió por completo el bolso tirando todas las cosas al suelo para la molestia de Yareth.
— Oiga jefe, tenga cuidado con...
— ¡Guarde silencio y déjeme hacer mi trabajo!
Yareth se le quedó viendo con una expresión neutra. El guardia comenzó a mover todo lo que había tirado del bolso de Yareth...hasta que tomo el cilindro dorado con runas
—¿Qué es esto señor?—pregunto tomando el cilindro e inspeccionandolo
Yareth quería evitar este tema, pero ya no tiene de otra.
— Es un pase para mí licencia provisional...
— ¿Licencia? O ya veo...eres uno de esos perros de la Asociación
El guardia observo cuidadosamente aquel cilindro, con un Yareth que me tiene su mirada completamente neutral pero enfocada en el guardia
— Nunca había visto una provisional así ¿Nueva versión o fraude elegante?
Yareth se mantuvo callado, el guardia se acomodo observando directamente a Yareth apretando con fuerza su lanza mientras su ceja temblaba
— ¿No vas a contestarme? — se burlo— ustedes los perros de la asociación se creen superiores solo por estar por encima de la ley ¿no?
El guardia se acercó a Yareth de manera violenta quedándose parado a unos centímetros de el.
— ¿Sabes? A mi no me importa ese pase tuyo. Aquí tu no mandas ¿quedó claro?
Yareth solo asintió con fastidio, no porque le molestará...si no porque ya estaba aburrido. El guardia sin embargo noto está actitud lo que solo lo molestó aún más.
— Tsk, te veo muy confiado ¿eh mocoso? Que tal si te bajo de las nubes con una golpiza, descuida, te dejare tu ojo bueno intacto.
Con un movimiento brusco la lanza brilló con un resplandor naranja, quedando a centímetros del rostro de Yareth, quien ni siquiera parpadeó y mantuvo su mirada fija en el guardia.
—...Yo no haría eso...
No pudo terminar
Un fuerte silbido lleno el sendero
Entonces soltó una rafaga de energía estalló desde su lanza. La onda de choque levanto una nube de tierra agrietando incluso el suelo bajo sus pies.
---
El viento soplaba agitando los árboles, Hoshiko mantenía su postura de meditación improvisada que vio en uno de sus libros con ilustraciones
— MHMHMHMHMHMH — hizo el sonido de la meditación intentando que funcionará
Quedó así por aproximadamente un minuto hasta que necesito respirar. Frustrada comienza a patalear entre quejidos
— ¡Porque tiene que ser tan complicado! — grito sujetándose la cabeza
Está se vuelve a sentar cruzándose de brazos intentando pensar un poco.
Mientras lo hacía no pudo evitar recordar el día de ayer cuando conoció a Yareth...y esbozo una sonrisa. Hace mucho tiempo que estaba sola y por primera vez otra persona no huyó al verla.
—…Si me concentro… si aprendo esto, tal vez me vea útil. Tal vez…— penso.
Al fin tenía a alguien con quién compartir los libros que ha leído, al fin podria platicar y descubrir cosas sobre el mundo.
Pero ...sabía que puede que el se hartara de ella y no volviera. Este pensamiento provocó en ella una enorme melancolía, no quería estar sola otra vez.
Hoshiko se dió unas palmadas en las mejillas y volvió a cruzarse de piernas intentando adoptar una postura de meditación.
— No... quiero que se vaya.
---
— Te advertí que no lo hicieras — una voz seca resonó por el sendero
El guardia solo tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras tenía su lanza en el hombro
Poco a poco la tierra se disipaba, revelando a un Yareth molesto pero sin heridas quien se abanicaba el polvo, encontrándose unos metros lejos de dónde había recibido el ataque dejando una marca en el suelo de sus botas aferradas en el suelo
— Ya veo ¿Qi Potenciador o una Técnica marcial de defensa? — Se burló poniéndose en guardia —¡Ja! Nada mal mocoso, realmente pensé que quedarías inconsciente por ese golpe.
Yareth no se inmutó pero dió un largo suspiro, uno muy largo.
— Porque todos los idiotas usan solo tesoros sagrados — murmuro para si mismo
Al escuchar eso la ceja del guardia tembló
— Eso quiere decir que eres fuerte ¿Que rango eres? ¿5.1? ¿O quizás 5.6?
Yareth no contesto.
— Es un guardia — pensó — aún no tengo mi licencia...no puedo matarlo
Suspiro exasperado lo que solo hizo enfadar al guardia que golpeó el suelo con su lanza.
— ¡Tesoro Sagrado, libérate!
La lanza emitió un resplandor intenso rodeando al guardia de energía naranja. Este con un salto se lanzo en una embestida contra Yareth, quien giro su torso a la izquierda y dió un salto fuera del sendero para evadir la estocada que le siguió una onda de choque volviendo a agrietar el suelo y levantar una nube de polvo. La onda de choque de Qi siguió su camino hasta chocar contra un árbol sacudiendolo y dejando una marca de golpe enorme en el tronco.
—¿Que sucede ejecutor? ¿Vas a huir con el rabo entre las patas?
El guardia volvió a embestir a Yareth realizando está vez un corte diagonal el cual Yareth evadió agachándose y rodando. Provocando que el corte fuera directo a un árbol tras él.
Un crujido se escuchó por el bosque y el árbol cayo al suelo levantando hojas y polvo.
— ¡La asociación ya no manda aquí¡ ¡¿Me oíste?! —grito mientras miraba a Yareth retroceder—¡Nosotros somos la ley absoluta aho...!
Su monólogo fue interrumpido por un impacto en las costillas. Un golpe seco, casi sin impulso visible.
— ¿Cómo? — Pensó, juraba que estaba al menos a un metro de distancia
Yareth se encontraba ahora en su lado con el puño hundido en su costado.
El sonido siguiente fue un chasquido de hueso.
El guardia no gritó. El aire no le dio tiempo.
Solo escupió lo que le quedaba en los pulmones. Con ello, un hilo rojo de saliva.
No obstante no se detuvo, le siguió una patada en el estómago que lo arrojo contra un árbol. Su cuerpo se sacudió mordiendo su lengua escupiendo sangre nuevamente.
— Hablas mucho...— dijo Yareth secamente
El guardia se levantó adolorido gruñendo como un animal mirando con rabia a Yareth
Se limpió la sangre de las comisuras de los labios con el antebrazo
— Así que Qi Potenciador ¿Eh? Unos cabeza hueca que solo saben golpear fuerte.
El brillo se intensificó, Yareth abrió los ojos poniendose en guardia con un pie detrás de manera instintiva.
— Nivel dos— pensó
Metió las manos detrás de su gabardina
— Tesoro sagrado, liberarte — Susurro Yareth poniéndose en cuclillas con sus rodillas casi tocando el suelo
— ¡Ja! ¡Veamos si tú Qi puede soportar esto!
El ambiente se puso pesado, las hojas comenzaron a levantarse en forma de remolino
— ¡Toro Uira!
Soltó una fuerte estocada que incluso hizo retroceder su cuerpo bruscamente hacia atras. Una onda de choque salió disparada desde la punta de la lanza levantando una enorme cantidad de polvo y hojas a su camino.
Pero un silbido cruzó el aire y una fuerte corriente de viento estalló a un costado levantando polvo y hojas en linea horizontal.
No vio nada.
Su ataque siguió de largo partiendo en pedazos el tronco derribado dónde se encontraba Yareth hace unos momentos.
Aún así delante de el. Su lanza se partió a la mitad.
A su izquierda se alzaba Yareth.
2 hoces de mango de vendas blancas brillando con un color azul turquesa eran sujetadas por el .
Una corriente de viento golpeó su rostro
A su izquierda podía ver cómo un árbol tenía unas cortadas en el tronco como si se hubieran propulsado en el.
Lo siguiente que vio fue oscuridad.
La bota de Yareth impacto contra su rostro escuchándose el chasquido de su mandíbula dislocarse y la sangre de su nariz saliendo disparada por el impacto.
Posteriormente el crujido del árbol a su espalda con su cabeza chocando en el tronco generando un cráter que partió el árbol a la mitad.
Antes de ser aplastado Yareth lo sujeto de la camisa y los arrojo a un lado girando su cuerpo para evitar ser aplastado también.
Las hoces poco a poco dejaron de brillar apagándose
Yareth suspiro al ver el desastre que provocó guardando sus 2 hoces de nuevo en sus fundas ocultas y camino directo a su bolso
El guardia no se levantó. Y yareth no miro atrás
---
El camino se abría en una planicie irregular donde comenzaban las primeras construcciones: casas de madera endurecida por tratamientos térmicos, techos inclinados de teja opaca, y muros reforzados con placas metálicas en las esquinas, como si esperaran un ataque inminente.
El aire olía a polvo seco, humo apagado y hierro. A los lados del sendero, comerciantes con puestos mal armados ofrecían raíces curativas, amuletos, y ropa teñida con pigmentos naturales, mientras observaban con una mezcla de sospecha y cansancio a los forasteros.
Los postes de luz —alimentados por cristales de manacalcyta de baja pureza— parpadeaban incluso de día, mostrando que la red de energía espiritual era inestable. Algunos niños jugaban con ramas talladas en forma de espadas, imitando a cazadores o ejecutores, mientras sus madres los regañaban por hablar de monstruos como si fueran cuentos.
Entre toda esa gente varios ojos se comenzaron a posar en un chico pelinegro que vestía una gabardina color rojo oscuro y que portaba un parche.
Yareth se detuvo ante las miradas que recibía observando a cada persona que lo miraba con curiosidad.
— ¿Se les perdió algo? — pregunto secamente
La gente continuo su camino no sin pequeñas miradas y murmullos.
Yareth observo el pueblo fijándose en una de las carretas de mercaderes porque tenía en el puesto algunas vitrinas con piedras de Manacalcyta
El mercader vestía una túnica ligera teñida con colores de la tierra y el mar: ocres, verdes y azules. Encima lleva un manto sin mangas hecho de corteza de árbol suavizada, decorado con patrones tribales.
Llevaba un cinturón ancho de cuero de canguro donde cuelgan pequeñas bolsas, conchas y piedras brillantes. Sus sandalias están hechas de fibra de coco o piel de alguna bestia espiritual,
Yareth se acercó directo a aquel puesto, el mercader volteo su mirada y le recibió con una gran sonrisa
— Oh mi buen amigo, ¿que le trae a mi humilde puesto? — Dijo con una amabilidad empalagosa
El mercader tenía el cabello de un color morado, unos ojos ámbar además de aparentar estar en sus 30 o quizás menos.
— ¿Intercambias piedras de Manacalcyta por Circulums? — pregunto Yareth sin rodeos
— ¡Oh! Un cliente directo ¿eh? Por supuesto mi amigo, aunque como puedes notar, debido a la humildad de mi establecimiento puede que no tenga tanto efectivo si dese...
Yareth le mostró la piedra sacándola del bolsillo de su gabardina
— ¿Cuánto ofreces por esta? — Interrumpio
El mercader se quedó callado un momento suspirando un poco porque no le dejaron continuar su monólogo, se acercó tomando la piedra con delicadeza. Sacando de uno de sus bolsos en la cintura una especie de monóculo dorado comenzó a observar por todos los ángulos aquella piedra con resplandor naranja.
— Una Manacalcyta Pyrosíncrata.. — Murmuro
Yareth miraba de reojo a sus alrededores, cualquiera que lo miraste fijamente pensaria que está buscando algo
— Veamos amigo, por su tamaño, cantidad de Qi, y que es una con rasgos elementales — fingió contar con los dedos un momento— Te ofrezco cincuenta Flons
Dijo con una sonrisa falsa mientras levantaba cinco dedos.
Yareth solo miro al mercader un momento
— No — Contesto secamente
Acto seguido le arrebato de las manos la piedra dando media vuelta para buscar otro mercader.
El hombre quedó helado un momento sin entender la situación
— !Espere! !Amigo mío!— grito alcanzando a Yareth poniéndose delante de el— eso solo fue una pequeña broma, un chistesito para aliviar el ambiente
Dijo juntando las manos mientras forzaba otra sonrisa. Yareth solo lo observo fijamente sin emitir una palabra.
— Le ofrezco Diez Syl...
— Quinientas Sylvs
El mercader quedó con los ojos abiertos con una expresión de alguien al que le acaban de decir que tiene una enfermedad terminal
— ¡Eso es mucho dinero! S-solo puedo ofrecerle como máximo cien Sylvs
— Entonces no tenemos nada más que hablar
Dijo rodeandolo para continuar con su camino
— ¡Doscientos cincuenta Sylvs! ¡Es mi última oferta!
Yareth no volteo.
Un par de otros mercaderes en la esquina habían seguido la escena. Uno se rascó la barbilla. Otro murmuró algo a su asistente lo que le provocó una carcajada.
Al ver cómo su reputación se caía en pedazos acomodo su túnica.
— No muchos pueden darse el lujo de despreciar mis ofertas—se le escapó una sonrisa cínica— espero que el resto del pueblo sea igual de "generoso".
A pesar de su forma de hablar una gota de sudor cruzaba su cien. Aún así Yareth se detuvo en seco, el mercader sonrió.
— Después de todo — trago saliva— en Kaldrith no nos agradan los perros de la Asociación
"Te tengo" pensó el mercader, la vestimenta de Yareth lo delataba como un extranjero, pero sus cicatrices lo colocaban como un Ejecutor
Entonces.
— Seiscientas Sylvs.
El mercader abrió mucho los ojos.
Los mercaderes que miraban la escena comenzaron a reír.
— ¿Perdón?
— Seiscientas cincuenta.
— Pero—
— Añadiré cincuenta Sylvs más por cada palabra que no sea "acepto".
— Setecientas.
— ¡E-Está bien! ¡Te daré tus quinientas Sylvs! — habló nervioso.
— Muy tarde.
— Setecientas cincuenta.
— ¡Es demasiado por una Pyrosíncrata!
— Qué bueno que no lo es.
— Ochocientas.
— ¡Está bien, está bien! ¡Acepto, acepto!
— Buena elección — contesto Yareth secamente dirigiéndose nuevamente a la carreta del mercader
El mercader extendió la mano para recibir la piedra a lo que Yareth paso de largo
— Primero la paga
El mercader suspiro frustrado y derrotado, al alzar la vista pudo ver a los mercaderes reírse a carcajadas y señalarlo mientras hacían muecas.
— Rían, rían ...al menos yo tengo la piedra — murmuro
Se dió media vuelta dirigiéndose a su carreta acelerando el paso para sobrepasar a Yareth. Sacando un bolso de la parte trasera comenzó a pesarlas en una especie de bascula de bronce.
— Calibrala bien.
— Oh es verdad, culpa mía — río de manera nerviosa ajustando la aguja del medidor
— Si me permite preguntar Señor Ejecutor ...¿Dónde consiguió una Manacalcyta de Arcoinris?
— Si te la intercambio a un mercader de poca monta es para evitar preguntas. Págame.
El mercader le entrego una bolsa llena de monedas con la mano algo temblorosa a lo que Yareth solo la tomo y le puso la piedra en la báscula dándose la vuelta sin decir palabra.
— Un placer hacer negocios con usted mi buen amigo...
Espero a aquel Yareth entrara a un establecimiento
— Idiota — murmuro enojado, al final miro su piedra recuperando su sonrisa— Si consigo un buen cliente podré venderla por 2 Orons
Miro a los lados como si no quisiera que vieran que tuviera esa piedra y la guardo en su túnica.
---
Una campana resonó en el local. Dentro, el aire estaba impregnado por el olor a incienso yHoshiko dio un largo y lento suspiro. Había adoptado una postura de concentración, cruzando las piernas y juntando las palmas. Yareth la miraba como si ya supiera cómo terminaría todo eso.
— Deja de jugar
Hoshiko entonces dejo de contener la respiración y miro a Yareth molesta agitando el puño
— ¡No me interrumpas! ¡Ya casi lo tenía! — Grito levantándose de golpe con un salto
— Para nada — espeto Yareth— solo estás lo fingiendo que te concentras. No dejas tu mente en blanco de verdad
—¿Qué tiene de diferente? — se cruzó de brazos, volteando la cabeza a otro lado mientras inflaba las mejillas
— Que en una dejas de pensar, y en la otra piensas en dejar de pensar
Hoshiko volteo a verlo alzando una ceja y ladeando la cabeza esperando a que continuará.
Yareth solo dio un suspiro, un laaaaargo suspiro.
— Como sea. Iré al pueblo cercano
— ¿T-Te irás? P-pero...
— Voy a volver hoy niña, necesito comida además de buscar un centro de la asociación
— ¿Puedo ir contigo? — Pregunto acercándose con los ojos iluminados
— No — dijo secamente.
— ¡¿Por qué?! — Grito inflando aún más las mejillas
— En primer lugar ¿Por qué me acompañarias? En segundo lugar — la observa de arriba a abajo— estás vestida como esclava. Prefiero evitar los problemas
— ¡P-pero siempre me he vestido así!
— Y por eso huyen cuando te miran
Hoshiko se dejó caer, sentándose en el suelo con las mejillas infladas como un tambor. Yareth viéndola dudaba si era una adolescente... o una niña de 10 años.
— Si quieres acompañarme — A Hoshiko se le iluminaron los ojos — tomaré una de tus piedras de Manacalcyta para comprarte ropa, después de eso no me quejo si me acompañas.
Hoshiko lo dudo un momento, miro a Yareth y después a la cueva con duda.
— Está bien... — Murmuro de mala gana
Yareth asintió y se dirigió a la cueva tomando su bolso y levantando la piel que cubría las piedras, moviendolas con sumo cuidado eligió una especialmente pequeña y cubrió el resto
Extrañamente parecía que no le afectaba estar a oscuras.
Cuando salió de la cueva Hoshiko miró la piedra que estaba tomando y trago saliva.
— ¿E-es necesario que tomes unas de mis piedras brillantes? — Dijo mirando a yareth con un tono triste
— Eres tu la que quiere acompañarme la siguiente vez que vaya al pueblo, no yo
Hoshiko bajo la cabeza y frunció ligeramente los labios
Yareth noto esto y suspiro fastidiado
— En lo que regreso practica la meditación — luego la señaló poniendo especial enfasis— y no vuelvas a intentar hacer fuego
Hoshiko comenzó a arremedarlo burlándose de el con cierto enojo. Yareth solo bufo dandose la vuelta, y detrás de él, Hoshiko volvió a sentarse, frunciendo el ceño, murmurando cosas que probablemente no tenía permitido repetir.
---
Yareth caminaba por el sendero que guiaba al pueblo mientras murmuraba para si mismo molesto
— Esa mocosa, es un completo fastidio — gruño— debería irme sin más y dejarla.
Yareth se detuvo ante este pensamiento. "Dejarla e irse", realmente lo pensó. No le debía nada, no tenía por qué hacerse cargo de ella, nada lo ataba...sin embargo
Recordó como le mostró aquellos libros con una enorme sonrisa, como le mostraba todo con orgullo como si quisiera presumirlo.
— Desde cuándo me volví una niñera— suspiro rascándose el cabello
Aún avanzando por el sendero se puso a pensar en que haría su maestra y cómo podría enseñarle a una cabeza hueca como Hoshiko, entonces pudo ver un cartel enorme en el sendero. Se acercó a intentar leerlo pero era inútil, el no sabía leer el idioma de Kaldrith.
Pero había algo más. Un retrato mal hecho de una mujer estaba pegado, era un cartel de recompensa. La mujer aparentaba una edad mayor y un cabello recogido, era todo lo destacable.
Yareth intento leer todo lo que decía el letrero pero termino frustrado y pensaba continuar su camino
— ¡Alto! — alguien grito
Yareth se dió la vuelta rápidamente a la dirección del grito, frente a el había un hombre que aparentaba unos treinta años, de piel bronceada y cabello morado recogido en rastas.
Su armadura consistía en una placa pectoral asimétrica que cubre el lado izquierdo con el emblema de Kaldrith en relieve El lado derecho se deja más libre para movilidad y para mostrar rango con una banda cruzada.
Una hombrera metálica pequeña, con acabado mate y con ganchos para sujetar insignias o placas. El otro hombro estaba cubierto por cuero reforzado.
Manga larga de tejido oscuro con un guantelete ligero de cuero en el brazo izquierdo. El otro brazo tenia vendas o una codera reforzada.
Vestía Pantalones de combate con refuerzos metálicos en las espinillas y una protección desmontable para el muslo izquierdo. Rodilleras mecánicas atadas con hilos
Además de unas botas de cuero oscuro con refuerzo en punta, adaptadas a climas rocosos o desérticos.
— Este pueblo está bajo vigilancia de la Guardia Nacional ¡identifiquese!
Grito poniéndose en posición apuntando con su lanza a Yareth. Este último solo suspiro metiendo lentamente la mano en su gabardina sacando su identificación
— Solo vengo a comprar víveres— bufo molesto
— Lo lamento señor, pero en estos momentos estamos en tiempos difíciles. Voy a tener que realizarle una inspección de rutina
La ceja de Yareth tembló al momento de escuchar la palabra señor pero aún así accedió de mala gana bajando su bolso.
El guarda se acercó sigilosamente y abrió por completo el bolso tirando todas las cosas al suelo para la molestia de Yareth.
— Oiga jefe, tenga cuidado con...
— ¡Guarde silencio y déjeme hacer mi trabajo!
Yareth se le quedó viendo con una expresión neutra. El guardia comenzó a mover todo lo que había tirado del bolso de Yareth...hasta que tomo el cilindro dorado con runas
—¿Qué es esto señor?—pregunto tomando el cilindro e inspeccionandolo
Yareth quería evitar este tema, pero ya no tiene de otra.
— Es un pase para mí licencia provisional...
— ¿Licencia? O ya veo...eres uno de esos perros de la Asociación
El guardia observo cuidadosamente aquel cilindro, con un Yareth que me tiene su mirada completamente neutral pero enfocada en el guardia
— Nunca había visto una provisional así ¿Nueva versión o fraude elegante?
Yareth se mantuvo callado, el guardia se acomodo observando directamente a Yareth apretando con fuerza su lanza mientras su ceja temblaba
— ¿No vas a contestarme? — se burlo— ustedes los perros de la asociación se creen superiores solo por estar por encima de la ley ¿no?
El guardia se acercó a Yareth de manera violenta quedándose parado a unos centímetros de el.
— ¿Sabes? A mi no me importa ese pase tuyo. Aquí tu no mandas ¿quedó claro?
Yareth solo asintió con fastidio, no porque le molestará...si no porque ya estaba aburrido. El guardia sin embargo noto está actitud lo que solo lo molestó aún más.
— Tsk, te veo muy confiado ¿eh mocoso? Que tal si te bajo de las nubes con una golpiza, descuida, te dejare tu ojo bueno intacto.
Con un movimiento brusco la lanza brilló con un resplandor naranja, quedando a centímetros del rostro de Yareth, quien ni siquiera parpadeó y mantuvo su mirada fija en el guardia.
—...Yo no haría eso...
No pudo terminar
Un fuerte silbido lleno el sendero
Entonces soltó una rafaga de energía estalló desde su lanza. La onda de choque levanto una nube de tierra agrietando incluso el suelo bajo sus pies.
---
El viento soplaba agitando los árboles, Hoshiko mantenía su postura de meditación improvisada que vio en uno de sus libros con ilustraciones
— MHMHMHMHMHMH — hizo el sonido de la meditación intentando que funcionará
Quedó así por aproximadamente un minuto hasta que necesito respirar. Frustrada comienza a patalear entre quejidos
— ¡Porque tiene que ser tan complicado! — grito sujetándose la cabeza
Está se vuelve a sentar cruzándose de brazos intentando pensar un poco.
Mientras lo hacía no pudo evitar recordar el día de ayer cuando conoció a Yareth...y esbozo una sonrisa. Hace mucho tiempo que estaba sola y por primera vez otra persona no huyó al verla.
—…Si me concentro… si aprendo esto, tal vez me vea útil. Tal vez…— penso.
Al fin tenía a alguien con quién compartir los libros que ha leído, al fin podria platicar y descubrir cosas sobre el mundo.
Pero ...sabía que puede que el se hartara de ella y no volviera. Este pensamiento provocó en ella una enorme melancolía, no quería estar sola otra vez.
Hoshiko se dió unas palmadas en las mejillas y volvió a cruzarse de piernas intentando adoptar una postura de meditación.
— No... quiero que se vaya.
---
— Te advertí que no lo hicieras — una voz seca resonó por el sendero
El guardia solo tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras tenía su lanza en el hombro
Poco a poco la tierra se disipaba, revelando a un Yareth molesto pero sin heridas quien se abanicaba el polvo, encontrándose unos metros lejos de dónde había recibido el ataque dejando una marca en el suelo de sus botas aferradas en el suelo
— Ya veo ¿Qi Potenciador o una Técnica marcial de defensa? — Se burló poniéndose en guardia —¡Ja! Nada mal mocoso, realmente pensé que quedarías inconsciente por ese golpe.
Yareth no se inmutó pero dió un largo suspiro, uno muy largo.
— Porque todos los idiotas usan solo tesoros sagrados — murmuro para si mismo
Al escuchar eso la ceja del guardia tembló
— Eso quiere decir que eres fuerte ¿Que rango eres? ¿5.1? ¿O quizás 5.6?
Yareth no contesto.
— Es un guardia — pensó — aún no tengo mi licencia...no puedo matarlo
Suspiro exasperado lo que solo hizo enfadar al guardia que golpeó el suelo con su lanza.
— ¡Tesoro Sagrado, libérate!
La lanza emitió un resplandor intenso rodeando al guardia de energía naranja. Este con un salto se lanzo en una embestida contra Yareth, quien giro su torso a la izquierda y dió un salto fuera del sendero para evadir la estocada que le siguió una onda de choque volviendo a agrietar el suelo y levantar una nube de polvo. La onda de choque de Qi siguió su camino hasta chocar contra un árbol sacudiendolo y dejando una marca de golpe enorme en el tronco.
—¿Que sucede ejecutor? ¿Vas a huir con el rabo entre las patas?
El guardia volvió a embestir a Yareth realizando está vez un corte diagonal el cual Yareth evadió agachándose y rodando. Provocando que el corte fuera directo a un árbol tras él.
Un crujido se escuchó por el bosque y el árbol cayo al suelo levantando hojas y polvo.
— ¡La asociación ya no manda aquí¡ ¡¿Me oíste?! —grito mientras miraba a Yareth retroceder—¡Nosotros somos la ley absoluta aho...!
Su monólogo fue interrumpido por un impacto en las costillas. Un golpe seco, casi sin impulso visible.
— ¿Cómo? — Pensó, juraba que estaba al menos a un metro de distancia
Yareth se encontraba ahora en su lado con el puño hundido en su costado.
El sonido siguiente fue un chasquido de hueso.
El guardia no gritó. El aire no le dio tiempo.
Solo escupió lo que le quedaba en los pulmones. Con ello, un hilo rojo de saliva.
No obstante no se detuvo, le siguió una patada en el estómago que lo arrojo contra un árbol. Su cuerpo se sacudió mordiendo su lengua escupiendo sangre nuevamente.
— Hablas mucho...— dijo Yareth secamente
El guardia se levantó adolorido gruñendo como un animal mirando con rabia a Yareth
Se limpió la sangre de las comisuras de los labios con el antebrazo
— Así que Qi Potenciador ¿Eh? Unos cabeza hueca que solo saben golpear fuerte.
El brillo se intensificó, Yareth abrió los ojos poniendose en guardia con un pie detrás de manera instintiva.
— Nivel dos— pensó
Metió las manos detrás de su gabardina
— Tesoro sagrado, liberarte — Susurro Yareth poniéndose en cuclillas con sus rodillas casi tocando el suelo
— ¡Ja! ¡Veamos si tú Qi puede soportar esto!
El ambiente se puso pesado, las hojas comenzaron a levantarse en forma de remolino
— ¡Toro Uira!
Soltó una fuerte estocada que incluso hizo retroceder su cuerpo bruscamente hacia atras. Una onda de choque salió disparada desde la punta de la lanza levantando una enorme cantidad de polvo y hojas a su camino.
Pero un silbido cruzó el aire y una fuerte corriente de viento estalló a un costado levantando polvo y hojas en linea horizontal.
No vio nada.
Su ataque siguió de largo partiendo en pedazos el tronco derribado dónde se encontraba Yareth hace unos momentos.
Aún así delante de el. Su lanza se partió a la mitad.
A su izquierda se alzaba Yareth.
2 hoces de mango de vendas blancas brillando con un color azul turquesa eran sujetadas por el .
Una corriente de viento golpeó su rostro
A su izquierda podía ver cómo un árbol tenía unas cortadas en el tronco como si se hubieran propulsado en el.
Lo siguiente que vio fue oscuridad.
La bota de Yareth impacto contra su rostro escuchándose el chasquido de su mandíbula dislocarse y la sangre de su nariz saliendo disparada por el impacto.
Posteriormente el crujido del árbol a su espalda con su cabeza chocando en el tronco generando un cráter que partió el árbol a la mitad.
Antes de ser aplastado Yareth lo sujeto de la camisa y los arrojo a un lado girando su cuerpo para evitar ser aplastado también.
Las hoces poco a poco dejaron de brillar apagándose
Yareth suspiro al ver el desastre que provocó guardando sus 2 hoces de nuevo en sus fundas ocultas y camino directo a su bolso
El guardia no se levantó. Y yareth no miro atrás
---
El camino se abría en una planicie irregular donde comenzaban las primeras construcciones: casas de madera endurecida por tratamientos térmicos, techos inclinados de teja opaca, y muros reforzados con placas metálicas en las esquinas, como si esperaran un ataque inminente.
El aire olía a polvo seco, humo apagado y hierro. A los lados del sendero, comerciantes con puestos mal armados ofrecían raíces curativas, amuletos, y ropa teñida con pigmentos naturales, mientras observaban con una mezcla de sospecha y cansancio a los forasteros.
Los postes de luz —alimentados por cristales de manacalcyta de baja pureza— parpadeaban incluso de día, mostrando que la red de energía espiritual era inestable. Algunos niños jugaban con ramas talladas en forma de espadas, imitando a cazadores o ejecutores, mientras sus madres los regañaban por hablar de monstruos como si fueran cuentos.
Entre toda esa gente varios ojos se comenzaron a posar en un chico pelinegro que vestía una gabardina color rojo oscuro y que portaba un parche.
Yareth se detuvo ante las miradas que recibía observando a cada persona que lo miraba con curiosidad.
— ¿Se les perdió algo? — pregunto secamente
La gente continuo su camino no sin pequeñas miradas y murmullos.
Yareth observo el pueblo fijándose en una de las carretas de mercaderes porque tenía en el puesto algunas vitrinas con piedras de Manacalcyta
El mercader vestía una túnica ligera teñida con colores de la tierra y el mar: ocres, verdes y azules. Encima lleva un manto sin mangas hecho de corteza de árbol suavizada, decorado con patrones tribales.
Llevaba un cinturón ancho de cuero de canguro donde cuelgan pequeñas bolsas, conchas y piedras brillantes. Sus sandalias están hechas de fibra de coco o piel de alguna bestia espiritual,
Yareth se acercó directo a aquel puesto, el mercader volteo su mirada y le recibió con una gran sonrisa
— Oh mi buen amigo, ¿que le trae a mi humilde puesto? — Dijo con una amabilidad empalagosa
El mercader tenía el cabello de un color morado, unos ojos ámbar además de aparentar estar en sus 30 o quizás menos.
— ¿Intercambias piedras de Manacalcyta por Circulums? — pregunto Yareth sin rodeos
— ¡Oh! Un cliente directo ¿eh? Por supuesto mi amigo, aunque como puedes notar, debido a la humildad de mi establecimiento puede que no tenga tanto efectivo si dese...
Yareth le mostró la piedra sacándola del bolsillo de su gabardina
— ¿Cuánto ofreces por esta? — Interrumpio
El mercader se quedó callado un momento suspirando un poco porque no le dejaron continuar su monólogo, se acercó tomando la piedra con delicadeza. Sacando de uno de sus bolsos en la cintura una especie de monóculo dorado comenzó a observar por todos los ángulos aquella piedra con resplandor naranja.
— Una Manacalcyta Pyrosíncrata.. — Murmuro
Yareth miraba de reojo a sus alrededores, cualquiera que lo miraste fijamente pensaria que está buscando algo
— Veamos amigo, por su tamaño, cantidad de Qi, y que es una con rasgos elementales — fingió contar con los dedos un momento— Te ofrezco cincuenta Flons
Dijo con una sonrisa falsa mientras levantaba cinco dedos.
Yareth solo miro al mercader un momento
— No — Contesto secamente
Acto seguido le arrebato de las manos la piedra dando media vuelta para buscar otro mercader.
El hombre quedó helado un momento sin entender la situación
— !Espere! !Amigo mío!— grito alcanzando a Yareth poniéndose delante de el— eso solo fue una pequeña broma, un chistesito para aliviar el ambiente
Dijo juntando las manos mientras forzaba otra sonrisa. Yareth solo lo observo fijamente sin emitir una palabra.
— Le ofrezco Diez Syl...
— Quinientas Sylvs
El mercader quedó con los ojos abiertos con una expresión de alguien al que le acaban de decir que tiene una enfermedad terminal
— ¡Eso es mucho dinero! S-solo puedo ofrecerle como máximo cien Sylvs
— Entonces no tenemos nada más que hablar
Dijo rodeandolo para continuar con su camino
— ¡Doscientos cincuenta Sylvs! ¡Es mi última oferta!
Yareth no volteo.
Un par de otros mercaderes en la esquina habían seguido la escena. Uno se rascó la barbilla. Otro murmuró algo a su asistente lo que le provocó una carcajada.
Al ver cómo su reputación se caía en pedazos acomodo su túnica.
— No muchos pueden darse el lujo de despreciar mis ofertas—se le escapó una sonrisa cínica— espero que el resto del pueblo sea igual de "generoso".
A pesar de su forma de hablar una gota de sudor cruzaba su cien. Aún así Yareth se detuvo en seco, el mercader sonrió.
— Después de todo — trago saliva— en Kaldrith no nos agradan los perros de la Asociación
"Te tengo" pensó el mercader, la vestimenta de Yareth lo delataba como un extranjero, pero sus cicatrices lo colocaban como un Ejecutor
Entonces.
— Seiscientas Sylvs.
El mercader abrió mucho los ojos.
Los mercaderes que miraban la escena comenzaron a reír.
— ¿Perdón?
— Seiscientas cincuenta.
— Pero—
— Añadiré cincuenta Sylvs más por cada palabra que no sea "acepto".
— Setecientas.
— ¡E-Está bien! ¡Te daré tus quinientas Sylvs! — habló nervioso.
— Muy tarde.
— Setecientas cincuenta.
— ¡Es demasiado por una Pyrosíncrata!
— Qué bueno que no lo es.
— Ochocientas.
— ¡Está bien, está bien! ¡Acepto, acepto!
— Buena elección — contesto Yareth secamente dirigiéndose nuevamente a la carreta del mercader
El mercader extendió la mano para recibir la piedra a lo que Yareth paso de largo
— Primero la paga
El mercader suspiro frustrado y derrotado, al alzar la vista pudo ver a los mercaderes reírse a carcajadas y señalarlo mientras hacían muecas.
— Rían, rían ...al menos yo tengo la piedra — murmuro
Se dió media vuelta dirigiéndose a su carreta acelerando el paso para sobrepasar a Yareth. Sacando un bolso de la parte trasera comenzó a pesarlas en una especie de bascula de bronce.
— Calibrala bien.
— Oh es verdad, culpa mía — río de manera nerviosa ajustando la aguja del medidor
— Si me permite preguntar Señor Ejecutor ...¿Dónde consiguió una Manacalcyta de Arcoinris?
— Si te la intercambio a un mercader de poca monta es para evitar preguntas. Págame.
El mercader le entrego una bolsa llena de monedas con la mano algo temblorosa a lo que Yareth solo la tomo y le puso la piedra en la báscula dándose la vuelta sin decir palabra.
— Un placer hacer negocios con usted mi buen amigo...
Espero a aquel Yareth entrara a un establecimiento
— Idiota — murmuro enojado, al final miro su piedra recuperando su sonrisa— Si consigo un buen cliente podré venderla por 2 Orons
Miro a los lados como si no quisiera que vieran que tuviera esa piedra y la guardo en su túnica.
---
Una campana resonó en el local. Dentro, el aire estaba impregnado por el olor a incienso y a tintes naturales, cuero curado e incluso humedad atrapada. Bobinas de tela tejida a mano descansaban en estantes inclinados.
Muchos maniquíes sin rostro vestían desde prendas rústicas con bordados simples pero resistentes, hasta ropa formal digna de un evento de gala" . Una anciana de cabello trenzado y mirada severa vigila desde un taburete alto, tejiendo en silencio junto a un brasero apagado alzó la mirada al ver al chico pelinegro entrar.
— ¿En qué puedo ayudarle, jovencito?” —comentó la anciana con voz suave.
Yareth no contesto por unos momentos, observaba con detalle el lugar volteando la cabeza a todos lados.
— Descuide jovencito, puede desactivar su deteccion, aquí no hay peligro jijiji — dijo cubriéndose los labios al reír
Yareth bajó apenas la barbilla, como si su cuerpo hubiera sido sorprendido.
No dijo nada, pero su mirada se volvió aún más cuidadosa
— Vengo a buscar ropa para mujer — dijo volviendo a mirar sus alrededores adentrándose mas en el local — Busco algo funcional, de preferencia con algo de resistencia.
— Jijiji, si busca algo resistente debió haber ido a una armería jovencito
— Tengo para pagar ¿me ve cara de mendigo? — hablo aún con una expresión neutral palpando con suavidad algunas prendas
— Así que tiene un buen "ojo" jovencito, jijiji
Yareth la miro un momento por ese énfasis en el ojo, aún así regreso su mirada a los maniquíes tocando una prenda de color negro similar a un top sin mangas
— ¿Cuánto por esta?
— ¡Ohh! Así que lo noto jovencito, jijiji — la anciana se levantó y se acercó a Yareth
Su caminar era encorvado y lento con sus manos cruzadas tras la espalda
— Esa en específico está hecha de lana de Linfaios ¿Sabes? Tengo una gran historia de como la conseguí, tuve que viajar al pueblo de Laderan para...
— Tengo algo de prisa ¿cuál es el precio?
— Hay, los jóvenes de ahora, todo debe ser rápido o si no se desesperan jijiji— hizo una pequeña pausa— es tuya por 680 Sylvs, aunque creo que te quedará algo ajustada jovencito
Al quitarle la prenda al maniquí y compararlo con Yareth pudo notar que quizas, solo quizás, está prenda era al menos 2 tallas más pequeñas que Yareth. Quizás aún más.
— No es para mí...sobre la ropa de mujer...
— ¿Qué talla buscaba jovencito? — dijo poniendo la prenda en su antebrazo
Yareth se quedó en silencio. No sé tomó el tiempo de pedirla
—Eh… es como para una chica... algo así, de este tamaño —dijo, moviendo las manos de forma imprecisa, como si intentara recordar el volumen de una sombra que nunca se dejó medir.
—Ahhh... así que es un regalo —dijo la anciana, con una sonrisa apenas visible bajo las arrugas—. Qué afortunada es.
Miro de reojo sus maniquíes con prendas y luego nuevamente a Yareth.
— Creo que deberá ser más específico jovencito, jijiji — la anciana se burló del torpe intento de mimica de Yareth.
Yareth observo las prendas y tomo las dos primeras que vio junto a un cinturón de cuero café antes de quedar en ridículo.
— Me llevaré estás.
La anciana volvió a reír y solo tomo las prendas que Yareth había tomado y fue directo a lo que aparentaba ser un mostrador
— Le doy estás prendas más la camisa de lana de Linfaios...unas setecientas Sylvs
Yareth solo saco la bolsa que le dió el mercader y se la entrego a la anciana quien comenzó a contar manualmente las monedas.
— Y dime jovencito ¿que te trae a Kaldrith?
— Asuntos personales — Comento secamente, sus ojos seguían moviéndose a todas direcciones
— Entiendo, bueno, debería tener algo de cuidado jovencito. Últimamente los Ejecutores no son bien vistos en Kaldrith
— Eso es algo que pasa en todos lados
— Jijiji, tiene razón jovencito, pero desde hace tiempo a empezado a volverse más peligroso para los Ejecutores
— ¿Es por la falta de un As? — pregunto volviendo su mirada a la anciana
Está solo negó con la cabeza.
— Por desgracia es desde antes jovencito — hablo con algo de melancolía como si recordara tiempos pasados — solo que ahora es más notable. Supongo que ya oíste hablar de la supuesta mujer del bosque ¿no?
Yareth se tenso ¿de cuál de las dos hablaba?
— He escuchado de una que cercena a sus víctimas — hablo con frialdad
— Jijiji, No se preocupe, jovencito. Aquí no miramos con ojos de juicio… ya he visto más sangre de la que me gustaría.
Esto solo tenso más a Yareth, está anciana estaba viendo a través de el como un vidrio.
— Hay rumores de una chica salvaje en el bosque, pero también de una supuesta mujer mayor que degolla a sus víctimas — miro fijamente a Yareth provocándole un escalofrío
El ambiente se puso pesado un momento.
— Pero por suerte no me he topado con ninguna de las 2, jijiji — se burló
— ¿Y como está segura que no son la misma?
— Pues porque de una si hay testigos, me sorprende que un Ejecutor como usted no lo haya notado, jijiji
Yareth bufo volteando a otro lado. La anciana finalmente había terminado de contar las monedas dejando en la bolsa las sobrantes y entregándose la a Yareth junto con las prendas.
— También fue una ejecutora ¿Cierto?
— Algo así jijiji — Guardo las monedas en una bolsa aparte— Unidad de reconocimiento, tenía que revisar los escenarios de una misión antes y después de estas. Por eso le volví tan observadora jijiji
— Tiene sentido
Yareth suspiro algo resignado de ser leído tan fácilmente. A lo que la anciana solo salió del mostrados dándole unas palmaditas de consolación en el hombro dirigiéndose a su taburete.
Yareth estaba dispuesto a seguir su camino, pero cuando estaba ya en la puerta la anciana hablo.
— Saludame a la chica del bosque jijiji
Yareth se detuvo en seco y miro rápidamente a la anciana como si esperara un ataque de ella. Pero seguía ahí en su taburete.
— Digo, por si te la encuentras, jijiji.
Yareth se apresuró a salir del establecimiento
---
El sol caía en tonos naranjas, empujando sombras largas entre los árboles.
Yareth caminaba solo, el bolso al hombro, que parecía más grande, y una manzana medio comer en la otra mano.
El viento le soplaba contra la mejilla expuesta. La otra... sentía menos.
Quizás porque el parche le tapaba algo más que el ojo.
Se detuvo en seco. Un grillo cantó.
Los árboles crujieron.
Nadie a la vista.
Y sin embargo, su mano libre se cerró en puño.
No por un enemigo.
Solo por costumbre.
— Controlate— murmuro a nadie en particular
Soltó un bufido.
Aún sentía un zumbido en la cien por las ondas de choque de ese tesoro sagrado .
Le dio otra mordida a la manzana, ya sin hambre.
Siguió avanzando, hasta que comenzó a escuchar el murmullo del rio, al acercarse más a la fuente pudo ver a un lado de la orilla a una Hoshiko con el ceño fruncido y ojos cerrados sin en su pose de meditación
Tenía el vendaje aun más sucio, la cara y el cabello estaban llenos de tierra. Además de algunos raspones en los antebrazos y pantorrillas probablemente por descuidos.
Al acercarse más Hoshiko abrió los ojos y volteo directamente a la dirección de Yareth.
Su cuerpo se tenso un momento y casi dirie su mano a las hoces tras su gabardina.
— ¡Si volviste! — Abrió los ojos emocionada y corrió hacia el.
Yareth se movió a un lado provocando que Hoshiko al no frenar pasará de largo y casi se cayera.
— Y si no bajas la voz me iré de verdad, toma — dijo sacando de su bolso las prendas que compro dobladas
Hoshiko se logró equilibrar a duras penas volteando hacia Yareth con las mejillas infladas por no ayudarla a no caerse. Aún así al ver las prendas sus ojos adoptan un pequeño brillo
Tras extenderla sus ojos se iluminaron y sonrió como nunca
Además del top sin mangas había un pantalón blanco, una especie de blusa corta y holgada además de unas botas pequeñas café y cinturón.
— ¡Es muy bonito! ¡¿Es para mí?! — comenzó a saltar de alegría
Yareth parecía algo fastidiado por el escándalo y solo miro fijamente a Hoshiko, está al notar su mirada molesta y dejo de saltar cubriéndose la boca
Yareth suspiro resignado saco de su bolso otro bolso más pequeño del tamaño de su palma y lo lanzo hacia Hoshiko quien lo atrapó
— Ese es tu cambio, haz lo que quieras con el.
Yareth suspiro dirigiéndose a la cueva molesto y fatigado por todo lo que sucedió en el día.
Hoshiko sonrió porque está vez no tuvo que insistirle que se quedará.
Miro su ropa y la abrazo con fuerza quitándose la piel que tenía encima para comenzar a intentar ponerse las nuevas prendas.
Yareth solo volteo de reojo un momento pero al ver a Hoshiko intentar cambiarse volteo rápidamente
— ¡Primero Báñate, Idiota!
---
Fin del Capítulo 4.