El rescate

—Ser secuestrada no era exactamente algo nuevo para mí, pero eso no lo hacía menos irritante.

—Mi primera suposición fue que Sullivan estaba detrás de esto, ¿quién más tendría la audacia y el motivo para secuestrarme?

—Pero lo que realmente me desconcertaba era cómo Cole y su equipo habían permitido que esto ocurriera. ¿No se suponía que debían estar alerta? ¿Cómo pudieron pasar por alto algo tan evidente? ¿Y dónde diablos estaban ahora?

—Empezaba a dudar si eran tan hábiles y eficientes como aparentaban ser.

—Estaba colgada sobre el hombro de mi secuestrador como un saco de patatas, cada bache y sacudida enviaban un dolor agudo a mis costados.

—Las cuerdas que ataban mis muñecas y tobillos estaban apretadas, cortando mi piel. Quienquiera que las hubiera atado sabía lo que hacía, no había espacio para que me soltara.

—Y luego estaba la clásica mordaza en mi boca, silenciando cualquier grito o llamada de auxilio antes de que pudiera salir de mi garganta.