¿Un Niño Híbrido? ¡Impensable!

En una cámara exclusiva, adornada con muebles dorados y decoración extravagante, la luz del sol se derramaba a través de las grandes ventanas, proyectando un cálido resplandor sobre el rostro claro de una joven mujer. Su cabello negro y rizado brillaba bajo la luz del día, adornado con horquillas doradas, cada una elaborada con delicada precisión. Vestía un opulento vestido rojo bordado con intrincados patrones dorados, su postura irradiaba tanto gracia como silenciosa autoridad.

Sentada frente a ella estaba la Concubina Arata, vestida con un atuendo azul profundo también bordado con patrones dorados, su cabello peinado con la misma elegancia. A pesar de su apariencia serena, sus ojos revelaban una emoción que cuidadosamente enmascaraba: preocupación.

Arata dudó un momento antes de hablar, luego se inclinó ligeramente.

—Su Alteza... el Lord Beta ya tiene otra sirvienta personal —su voz era suave, pero el peso de sus palabras quedó suspendido en el aire.