Capítulo 66 - Obsesiones reveladas y una convocatoria secreta
Me moví incómodamente en mi asiento frente a Elara, picoteando mi ensalada César sin mucho apetito. El elegante café bullía con conversaciones a la hora del almuerzo a nuestro alrededor, pero mi mente estaba en otro lugar—específicamente, en la casa de Kaelen, donde su prometida Isolde todavía se estaba quedando.
—¿Siquiera me estás escuchando? —la voz de Elara cortó mis pensamientos.
Parpadee, enfocándome en su rostro. —Lo siento, solo estoy...
—Distraída, obviamente —suspiró, dejando su tenedor—. Te estaba contando sobre mi cita de anoche.
—Cierto, con el chico de marketing. ¿Cómo estuvo? —me obligué a prestar atención, aunque mi teléfono se sentía como un peso de plomo en mi bolsillo. Estaba medio esperando, medio temiendo un mensaje de Kaelen.
Elara picoteó su tazón de quinoa. —Estuvo bien.
Levanté una ceja. —¿Solo bien? Ese no es tu entusiasmo habitual.