El mundo cayó lenta y cruelmente bajo el peso de un virus que transformó a las personas en sombras hambrientas de carne, reduciendo todo a ruinas… pero no al silencio. Hay ecos —en sus recuerdos, en sus pesadillas, en las verdades enterradas— que aún resuenan. Si logran descifrarlos a tiempo, esos ecos podrían guiarlos hacia la salvación. Si no… serán arrastrados por el mismo abismo que consumió al mundo.